Garona
«Se habla de la radioactividad como del diablo en la era medieval»
En su última obra «El ecologista nuclear» desmonta uno por uno los argumentos de los que van en contra de esta energía. ¿No teme que le acusen de tener intereses económicos?-Esta industria tiene sus intereses igual que las de renovables, pero ahí no reside el debate.-La gravedad de las consencuencias que supone un accidente nuclear hace que la sociedad muestre cierto recelo hacia esta energía. ¿Son seguras las centrales actuales?-Si miramos los accidentes graves que han ocurrido a lo largo de 60 años de historia de energía nuclear y lo multiplicas por las centrales que hay, el número de muertes es bajo. Como sistema es susceptible de accidentes, como ocurre en la aviación, pero admitimos que es seguro viajar en avión. -¿Qué solución propone para los residuos nucleares?-Hay que combatir el efecto Nimby, siglas que corresponden a la traducción del inglés de «No en mi patio trasero». Todos queremos las ventajas de las cosas sin responsabilidades. Luego, propondría un acuerdo internacional para buscar un lugar donde no haya ocurrido nada en 3.000 años –los geólogos pueden identificarlo– vitrificar los residuos, meterlos en acero y enterrarlos a 300 metros de suelo. Si se hace así, no hay ningún problema.-¿Cuántas centrales nucleares construiría en España?-Para que el 40 por ciento de energía lo dé la nuclear y el otro 40 las renovables, son necesarias entre 25 y 35. Sólo así podemos reducir la dependencia del carbón y del gas y reducir las emisiones de CO2. Si no lo corregimos en unos años pagaremos facturas energéticas enormes.-Usted afirma que se dicen muchas mentiras sobre la energía nuclear, ¿cuál es la peor?-Unos ecologistas denunciaron mutaciones de un pez en Garoña. Esta noticia es puramente medieval, es como decir que hemos visto al diablo campando en el camposanto. Y con la radioactividad se hace.-Entonces, ¿se puede ser ecologista y pro nuclear?-Es la única manera de combatir el cambio climático, el problema es que grupos ecologistas han encontrado en el «Nuclear, no gracias» su máxima más exitosa. Yo soy tan ecologista como el que más.
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