Juan Antonio Muñoz
Rivera y Reyes juegan al despiste
Es el colmo de la desfachatez, a dónde hemos llegado. Fran Rivera planifica con estrategia y astucia. Comprometido con la firma Olimpo hasta que en diciembre expire su contrato, buscó en su visita a Cayetana de Alba un pretexto vendible para entremezclarse con los cinturones, corbatas y camisas de la marca. Provocó la concentración del mujerío vip que se dejó ver por Pachá, ahora decorado con la exquisitez de Juan Antonio Muñoz, un director «comme il faut». Recibió a los invitados con Giovanna Moreno, que contaba que «todos mis familiares; empezando por Juanito –el Rey–, llevan las corbatas que les regalo». Lo oyeron desde Álvarez del Manzano a Lulu y Miguel Figueroa, Conde de Velayos, a un Dani San Martín ya sin futuro matrimonial con Martínez Campos. Lo testificó ante Estrella Bernaldo de Quirós, Marta y Gorka Postigo y Fernando Martínez de Irujo, que apenas atisbó ante Israel Bayón y Luis del Valle. Giovanna no perdía la sonrisa entre beso y beso. Estaba con su cuñada, Teresa Sánchez Merlo, y vio pasar nombres que asistieron a la cita más por el reclamo de Mathieu que por amistad con el diestro. No era el caso de la cada tarde más espléndida Kika Aparicio, que abrazó al torero feliz por el resurgir de su hermano Julio. No es matador de traca, le puede el arte, reconocían ante Josemi Rodríguez- Sieiro.Acudió un público variopinto, entre él, Cristina Hohenlohe y su hija María Juncadella Salisachs, otro bellezón que se parece a Pimpinela. Admiraban unos pulserones indios que lucía Susy Limberg, a los que no quitó ojo Ana Priego. Sin perder la sonrisaHohenlohe contó cómo está de bien su suegra, Mercedes Salisachs: «Sigue con la misma lucidez», certificó ante Amalia y Begoña Zunzunegui, que lució un Armani de lentejuelas. Lo animó con unos pendientes de Luis Gil, que se quejaba del tiempo, lo que provocó que la embajadora marroquí, la señora Azzima, echase mano de su chal. Acudió con su hijo Ali y aportó exotismo parejo al de la interesante Gloria Barutell, vestida con un quimono en el que reparó Enrique Cerezo, que habló con un José María Mohedano rejuvenecido ante Paola Dominguín y una Beatriz de Orleáns que promociona un spa en Alfaz del Pi por el que ya han pasado Nati Abascal y Cari Lapique, compañeras en esto de ponerse a punto para el buen tiempo que no acaba de aclararse, como el amorío entre Rivera y Elisabeth Reyes, ya que si él vendía las prendas de la camisería cinco estrellas, ella coincidía ayer con Fabiola Martínez para promocionar la beneficencia de Oral-B. No perdió la sonrisa, que de eso se trataba.
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