Nueva York
La alfombra roja de Hollywood se traslada a Washington
Madrid- «Glamour», el justo. Los cantantes, actores y deportistas sabían que ayer Barack Obama era la estrella y ninguno de ellos quiso eclipsarle. También es verdad que Washington no es Los Ángeles y la temperatura, bajo cero, tampoco invitaba a los escotes ni a trajes de firma. Rivalizaron, algo casi inédito, en austeridad y sobriedad.
Aunque el día no era de luto –todo lo contrario, nadie disimuló la euforia–, el gris y el negro se impuso en el vestuario. La gran «pope» de la comunicación Oprah Winfrey, una de las principales valedoras de Obama, fue la única que se salió de la norma. No la intimidó el Capitolio, ejerció de diva igual que si estuviera en su plató de televisión. Pedía a gritos tiro de cámara de la CNN y la cadena no la decepcionó. Casi llegó a rivalizar con Michelle Obama en número de planos.
Beyoncé y su pareja Jay-Z sí que no disimulaban que estar en las escalinatas del Capitolio sí que les descolocaba. Como dos turistas de circunstancias, no evitaron la tentación de hacerse una fotografía para inmortalizar el momento. Bruce Springsteen lució cuero de «Born in the U.S.A.» con naturalidad, tanta como la que exhibió Samuel L. Jackson. Porque estaba al lado de Dustin Hoffman y, lejos de mirarle asustado, le sonreía. Si no, bien se podría pensar que era uno de esos vagabundos que pueblan las calles de Nueva York con su carrito a cuestas.
Conmovía ver sentado a un Muhammad Ali ausente, mientras el director Steven Spielberg y su esposa, Kate Capshaw, con esa sonrisa serena que se gastan en las últimas ediciones de los Oscar sabiendo que van a ganar sí o sí.
Entre tanta formalidad, un destello de «glamour» exótico. La cantante Alicia Keys demostró a la humanidad cómo se pueden llevar unas orejeras tamaño XXL sin perder la clase. Un atrevimiento que fue un acierto.
Austeridad en tono gris
Gorros, bufandas, corbatas abrigos... y gafas de sol. Ninguna de las estrellas que se acercaron ayer al Capitolio quiso prescindir de su complemento «fetiche». Beyoncé y Jay Z fueron los más perseguidos por los fotógrafos y ellos se dejaban querer por las cámaras. De los más discretos, el jugador de baloncesto Magic Johnson.
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