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Conciertos
El mayor espectáculo del mundo
El drama de Sardou, con Plácido Domingo, se desarrolla en un lapso de 24 horas y en tres escenarios romanos diferentes.
Se ha dicho muchas veces que la ópera –no el circo de Heston y Hutton- es el mayor espectáculo del mundo. Probablemente sea una exageración –aunque la ópera sí que suponga la obra de arte más completa– pero no tanto cuando se habla de una producción como la de Andrea Andermann en 1992, muy mejorada técnicamente ahora, que emite hoy La 2 a las 22:00 horas.
En su estreno fue emitida en 107 países y, aquel año, cosechó nada menos que tres Emmy, un BAFTA al «mejor programa televisivo» del mundo y un Internacional Music Awards al «evento del año». Nada extraño si se tiene en cuenta que la idea fue precursora de muchas otras que vinieron después y que, por vez primera, se aplicaba la más impresionante y actual tecnología de la época a una ópera.
«Tosca», el drama de Sardou, se desarrolla en un lapso de tiempo de veinticuatro horas y en tres escenarios romanos diferentes: la mañana en la basílica de San Andrea del Valle, la noche en el Palacio Farnese y el amanecer en una de las azoteas del Castillo Sant'Angelo. Eso es exactamente lo que el realizador Giuseppe Patroni llevó a cabo en este film realizado totalmente en vivo, con la orquesta a varias millas de los lugares de la acción y los intérpretes trasladándose en helicóptero de un escenario a otro –en la producción original se podía escuchar el ruido de sus alas durante los largos intermedios– mientras todo era retransmitido en vivo. Los espectadores tuvieron entonces que vivir un día entero esta «Tosca», que no se ha vuelto a ver en 16 años, mientras que hoy bastarán poco más de tres horas, en las que también se incluirá un documental, «Vissi d'arte», con escenas inéditas del rodaje y de las ciudades donde vivió Puccini. Herbert von Karajan decía que siempre trataba de dirigir una «Tosca» al año, porque la obra suponía un tratamiento para expulsar del cuerpo todas sus energías sádicas, y eso es lo que Zubin Mehta sigue al pie de la letra. Plácido Domingo canta con pasión y elegancia y Catherine Malfitano es simplemente una Tosca ideal en lo vocal y escénico.
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