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Sevilla

Con muchas ganas de procesiones

Con muchas ganas de procesiones larazon

Hay muchas maneras de asistir a la procesión del Corpus y disfrutar, además de la contemplación del Santísimo, de una mañana muy agradable por las calles del centro. Desde antes de que comenzara la procesión, los alrededores de la Catedral se fueron llenando de público que esperaba el inicio del cortejo.
Eran poco más de las ocho y media de la mañana cuando los niños carráncanos salieron por la puerta de San Miguel. Aún no hacía el fuerte calor del mediodía y el paso del cortejo se podía soportar en las zonas donde daba el sol de lleno, algo que fue imposible pasadas las diez de la mañana debido a las altas temperaturas. Los fieles se repartieron por todo el itinerario, especialmente en la plaza de San Francisco frente al paso de la virgen de la Hiniesta, que ayer por la tarde inició su recorrido de vuelta hacia la parroquia de San Julián.
Aunque durante la noche anterior los altares fueron los protagonistas de las visitas, la mañana también permite admirar estas construcciones efímeras instaladas por particulares y hermandades en diversos puntos del recorrido. En el Salvador causó gran expectación el que montó la hermandad del Cristo del Amor que, además de contar con la imagen de San Fernando, permitió contemplar desde la calle, y a través de una ventana, a las virgen de las Aguas en su camarín. En cada altar se discutía y analizaban los pormenores de éstos y se recordaban los que ganaron el concurso municipal en años anteriores.
Sin la obligación del colegio, los más pequeños disfrutaron mucho con este prolongado paseo por el casco histórico. Con ojos sorprendidos, admiraron las evoluciones de los militares con los fusiles mientras algunos los padres recordaban el periodo que pasaron haciendo la mili. Estas representaciones arrancaron de la gente el aplauso emotivo, y las muestras de adhesiones fueron continuas desde la salida, y en especial al paso de las tropas frente a la Custodia.
Al final del recorrido sí se vieron ayer muchos abanicos, botellas de aguas e incluso grandes paraguas para evitar los efectos del sol que caía a plomo. Entonces, los priostes de la hermandad de la Cena se afanaban en dar los últimos retoques para la vuelta de su titular hacia la iglesia de los Terceros. Un recorrido que fue seguido por muchos cofrades hasta la entrada del paso, pasadas las tres de la tarde, que no se quisieron perder al Señor de la Cena a los sones de las Cigarreras.