Marta reconoce que la tierra le tira, pues «es donde crecí y allí vive mucha gente a la que quiero, incluida mi perra Robín. Creo que, pase lo que pase, nunca hay que olvidarse de las raíces. Cuando intento desconectar me escapo unos días allí, pues ninguno de mis amigos tiene que ver con mi profesión de actriz, ni mi familia, así que la desconexión es total».

La actriz asegura que no puede elegir un único sitio de todos los que ofrece Cantabria. «Para mí es muy difícil escoger un lugar especial en Santander. Tengo muchos recuerdos asociados a varios rincones de la Comunidad Autónoma. Me encanta pasear por la bahía hasta el Palacio de la Magdalena escuchando música, pues me ayuda a pensar en momentos de ensayos o proyectos nuevos. Cantabria ofrece muchas posibilidades de playa o montaña según la estación del año. Me apasiona volver a estar cerca del mar. Suelo ir a la playa, tomar unas rabas por la zona de Liencres y cuando viene alguien que no conoce Santander ni la provincia me gusta organizar rutas que me permiten redescubrir pueblos a los que iba de pequeña o sorprenderme con parajes nuevos».

A Marta le gustaría poder ir más a menudo a su tierra, no obstante hay momentos en los que sabe que no puede faltar. «Voy siempre que tengo "mamitis", cuando quiero desconectar, en Navidades y en el mes de julio, porque me encanta lo animada que está la ciudad. En la maleta suelo llevar muy pocas cosas, porque tengo ropa y enseres personales en mi casa de allí. Así que el iPod, un libro, algún regalito... ¡Hay que dejar hueco a la vuelta para los sobaos!»

Precisamente en Cantabria se come muy bien, «pero lo mejor es que las distancias son muy cortas y es perfecto para una escapada. Ofrece muchas posibilidades deportivas, con amigos, románticas, en el mar, sin olvidar lo verde que está todo el año», asegura. Con pena, afirma que le queda muy poco tiempo para ella ahora mismo, pero le alegra muchísimo dar a conocer a todos nuestros lectores las bondades de Santander.



>> Dónde. En la costa de Santander, en Cantabria.
>> Por qué. Pasear por la bahía hasta el Palacio de la Magdalena le ayuda a relajarse.
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