Churchill
La crisis acecha al metrosexual
El metrosexual está de capa caída. El término acuñado en 1996 deja paso a su antónimo, el «retrosexual»: vuelve el «machos», el hombres rudo y fornidos de pelo en pecho que conoce las reglas del perfecto caballero. Una nueva tendencia que se impone con fuerza. Los datos lo avalan.
Si la crisis económica ha afectado a todos los sectores, la cosmética masculina no iba a ser menos y sus ventas han caído. Las cifras hablan por sí solas: según recientes investigaciones, las ventas globales de productos de cuidado masculino han descendido un 1,4 por ciento, después de que en 2010 crecieran un 5,5. En el último año, las ventas de productos para el cabello se han reducido en casi un 15 por ciento, mientras que los productos dirigidos al cuidado facial han experimentado un retroceso del 1,8 por ciento. Las fragancias masculinas no han corrido mejor suerte, y la mayoría de ellas están permanentemente rebajadas.
En el mercado británico las ventas de productos cosméticos para el hombre han bajado más de un 20 por ciento. Según un informe titulado «El ascenso del Retrosexual», publicado por la revista «The Grocer», su crecimiento ha pasado del 2,2 por ciento del año pasado al 1,8 de 2011.
El vello también ha sido víctima de esta caída. El volumen de ventas de maquinillas de afeitar y cuchillas se ha reducido en un 7 por ciento, eliminando del panorama a los elegantes hombres barbilampiños. Los analistas aclaran que, si bien es un mercado que ingresa una gran cantidad de dinero (se calcula que mueve mil millones de euros al año), el sector del aseo masculino está estancado. Aun así, tres de cada 10 euros que se gasta en cosmética corresponden al varón, que invierte alrederor de 32 euros en estos productos.
Jaque al bisturí
En esta última década hemos visto cómo los varones dejaban en casa la vergüenza y no dudaban en admitir que se realizaban operaciones de estética. España era líder en intervenciones en hombres; sin embargo, la revalorización del «retrosexual», en combinación con la pérdida de poder adquisitivo de la población, ha provocado que las intervenciones hayan decrecido un 26,6 por ciento respecto a años anteriores. Desde la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) que ha realizado un estudio objetivo con entrevistas a 825 clínicas privadas, directores y gerentes, han detectado que el número de intervenciones se ha reducido drásticamente. La investigación señala que, a partir de los 45 años, los hombres solicitan más intervenciones de cirugía estética que las mujeres, pero en datos globales, de cada 10 pacientes, nueve son mujeres.
Pero, ¿qué les pasa a los hombres? Quizá ante la necesidad de apretarse el cinturón, los varones prefieran rascarse el bolsillo para otros menesteres que no impliquen el acicalamiento. A pie de calle ya comienza a verse una tendencia contra la metrosexualidad: si bien era Etro el que en su último desfile mostraba modelos barbudos con un look desaliñado, los hombres han sabido seguir esta tendencia y aparecen con estilismos masculinos a la vieja usanza.
Waller Randy Newell, en su libro «The Code of Men» («El Código de los Hombres»), afirma: «Roosevelt y Churchill tienen más en común con Homero y Shakespeare que nosotros. Durante los últimos treinta años, hemos dado la espalda a esta increíble herencia». Es por este reciente rechazo a lo masculino por lo que el escritor, periodista y filósofo Brett McKay ha escrito «The art of Manliness» («El arte de la Masculinidad»), un referente para aquellos que quieren redescubrir su hombría. En su conferencia «Menaissance» lanzaba la pregunta: «¿Qué ha pasado con los hombres de verdad, hombres como nuestros padres o como Roosevelt?». Como factores de desorientación del rol del hombre señala «el auge del feminismo, la ausencia del padre y el consumismo».
El «revival»
Pero como indican los expertos, existen multitud de factores que apuntan al «revival» del hombre al más puro estilo «vintage»: series como la premiada «Mad Men», la vuelta de las barberías a las que acudían nuestros abuelos o la revalorización de los «trabajos sucios» como algo positivamente masculino.
Y como siempre, las celebrities están al quite. Aunque David Beckham –el metrosexual por excelencia– sigue siendo un icono para todos, lo cierto es que están en auge hombres más varoniles. A Jude Law le sustituye un maduro Clive Owen mientras Brad Pitt y Johnny Depp crean tendencia con el look que mejor emula a los vagabundos, el «trash». Sin llegar a los extremos de un Pete Doherty cuya higiene es precaria, el «grunge» también llega pisando fuerte a los espejos masculinos: no hubo nadie que no se sorprendiera al ver la enorme y desarreglada barba de Joaquin Phoenix.
Y como no podía ser de otra manera, L'Oreal se ha decantado por el actor Hugh Laurie –el atractivo e incorrecto doctor House en la ficción– para su nueva campaña de productos de belleza. Y es que las marcas están muy atentas a todos estos movimientos para ponerse al día eligiendo hombres «con pelo en pecho» que representen su imagen, animando así a esta nueva generación de «antimodernos» a consumir sus productos.