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Espanyol

El «pisotón» que acabó en drama

Los tres testigos que declararon ayer coinciden en que «Toño» tenía las rodillas sobre el pecho de Ussía.

David Alonso, uno de los porteros acusados, ayer, a su llegada a la Audiencia Provincial larazon

Madrid- Viernes noche, cinco de la madrugada. Miles de canciones suenan en todas las discotecas de toda la capital. En El Balcón de Rosales, un local de copas de Moncloa donde muchos estudiantes del Monte Tabor de Pozuelo celebran el fin de exámenes, el DJ pincha el tema favorito de Álvaro y Rafa. Salen a la pista de baile, copa en mano, y se entregan a la canción porque era la última. La idea era irse a casa: Rafa conduciría y dejaría a Álvaro y a su primo, Diego, en casa. Pero una discusión «absurda» truncó el plan y Álvaro, desgraciadamente, no acabó en casa sino en el Hospital Clínico, donde murió apenas dos horas más tarde. Según declaró ayer su amigo íntimo y ex relaciones públicas de la discoteca, Rafael Lebrusán, todo ocurrió de la siguiente forma.

Mientras bailaban, Ussía le empujó de broma y él, sin querer, pisó a la chica que estaba detrás. Se llamaba Macarena y era «rubia y guapa». Pero el dato crucial fue que era la novia de uno de los porteros: Rodrigo. La chica «se puso como una furia y fue a llamar al portero», aseguró Lebrusán, quien negó que Álvaro le tocara el culo a Macarena y le dijera que era «una puta», teoría que defiende la abogada del principal acusado. Entonces, el portero sacó a Ussía «agarrado del cuello». Ya fuera, Álvaro comenzó a «protestar por las malas formas» con las que le habían echado y porque era «injusto». Ussía comenzó a insultar a los porteros y se centró en «Toño» sólo «porque era el único que le devolvía los insultos». «Vete puto pijo», le espetó «Toño» a Ussía, según el amigo de éste. Rafael asegura que entonces cogió a Álvaro del brazo y le convenció para que abandonaran el lugar. «Quería evitar una pelea porque con esta gente –refiriéndose a los porteros– no se puede hablar» y porque son «enormes» e «imponen». Dice que subieron las escaleras que hay desde la puerta de la discoteca hasta la acera y allí, Álvaro volvió a insultar al principal acusado de su muerte. «Foca» fue uno de los insultos. Entonces, los tres acusados «subieron como fieras, corriendo», y después de tirarle al suelo «Toño se tiró de rodillas sobre el pecho de Álvaro» y le comenzó a «dar puñetazos en la cara, en los costados y por todos lados». Los otros dos, impidieron a Rafael «de un empujón» ayudar a su amigo mientras le daban patadas «salvajes» a Ussía. Cuando dejaron de pegarle, Álvaro «ya estaba medio muerto».

Antes de Lebrusán, declaró Diego Rovira, primo del fallecido. Explicó cómo vio a Antonio Sánchez «flexionar la rodilla izquierda y darle con la derecha en el pecho». Los otros dos porteros «le daban patadas para inmovilizarle, para hacerle daño y que se quedara ahí», dijo.

Las defensas solicitaron ayer que se aplicara el falso testimonio sobre la declaración del primo y del amigo de Álvaro, por posibles contradicciones con sus declaraciones en comisaría y sede judicial, pero la jueza les respondió que no era el momento de hacerlo.

El último testigo de ayer fue Fernando R., un joven que estaba en la discoteca aquella noche y que no conocía de nada a Álvaro. Dijo que «mucha gente se acercó para que no le pegasen» y añadió que los tres acusados subieron tras Álvaro. «Pitoño», que llevaba unos guantes de cuero, le tiró al suelo, «se subió encima de él» y «le dio varias veces», recordó Fernando. El testigo comentó que la víctima «cayó boca arriba» y uno de los acusados le dijo a él: «Aléjate o te damos a ti».