Nueva York
Jaque mate a la moda
El mejor ajedrecista del mundo, Magnus Carlsen, de 19 años, se hace modelo
A Magnus Carlsen, de 19 años, genio del ajedrez, parece que le cuesta mantenerse despierto. Lleva varios días de entrevistas en un gran almacén de la zona de los embarcaderos del río Hudson de Manhattan justo al lado de la autopista. Allí, se ha celebrado esta semana el desfile de primavera-verano de la colección de G-STAR en el marco de la Semana de la Moda de Nueva York. El pantalón «denim» fue el protagonista.
¿Qué hace este joven noruego, que alcanzó la primera posición de la Federación Internacional de Ajedrez, entre modelos, peluqueros, fotógrafos y famosos? Es muy sencillo. Es imagen de la marca de ropa holandesa junto con Liv Tyler, la hija del cantante de la banda de Aerosmith, Steven Tyler.
La actriz y modelo está en su salsa. Ha llegado una hora tarde para las entrevistas programadas antes del desfile. Mientras, el equipo de prensa de G-STAR tiembla por cómo cuadrar los encuentros con los periodistas debido a su retraso. Poco después, incluso, se atreve a gastarle una broma pesada a este joven, Gran Maestro de Ajedrez desde los 13 años, 4 meses y 27 días. En ese momento fue el más joven del mundo.
Siempre hay genios en todas partes, pero su presencia en Nueva York se debe a una estrategia de G-STAR para combinar moda con intelecto. A pesar de ser joven, tiene facciones duras: sus pómulos marcados y cejas gruesas hacen que parezca que está enfadado, a punto de estrangular a alguien. Y contrastan con sus pantalones vaqueros y su chaqueta juvenil de línea urbana de la casa holandesa. Admite que «G-STAR me escogió a mí. Pero decidí aceptar la propuesta porque pensé que podía ser una gran oportunidad, algo único», concluye pensativo.
El noruego, que ganó a los ocho años su primer torneo de ajedrez, habla despacio. No tiene ninguna prisa por terminar esta conversación. Está sentado en un sofá habilitado en el gran almacén para que atienda a la prensa. Han creado un espacio con paredes de cortinas oscuras. Hay una mesa de café y dos sofás. A un lado, se sitúa otra, con restos de fruta, que delata que el joven lleva ahí todo el día.
En otro espacio similiar está Liv Tyler. Pero para ella hay, además de comida, vino, cerveza y champán. También, un guardaespaldas de dos metros que controla a los periodistas. Se encarga de que no se excedan en el tiempo asignado que tienen, 15 minutos, para hablar con ella. También, está su agente de prensa.
A Marcus, le han dejado solo. Tampoco importa. Sabe muy bien qué decir a los periodistas, aunque hay que arrancarle las palabras poco a poco. Y no tiene problemas en encontrarle similitudes al ajedrez y a la moda. Al fin y al cabo, es la imagen de G-STAR. Y por eso le pagan. «Hay mucha creatividad en ambos campos. Cuando juego tengo que ser imaginativo. También tienen en común la intuición y la necesidad de encontrar nuevas ideas», admite el considerado el «Mozart del ajedrez». Quizá, como el gran músico, se limite a reírse del mundo que tiene alrededor, mientras el equipo de G-STAR corre sin parar para preparar el desfile. De lo que no habla Marcus es de la memoria. El joven se destaca por tener grabados en su mente gran número de movimientos para empezar las jugadas.
También reconoce que «el que yo esté aquí es una buena oportunidad para que la gente conozca un poco más el mundo del ajedrez». ¿Y para que te hagan entrevistas? «No, eso no. A mí ya me han hecho cuando me convertí en Gran Maestro. Entonces tenía 13 años», indica este joven nacido en Noruega, donde el ajedrez no es excesivamente popular.
A pesar de todo lo que se mueve a su alrededor, parece que le haya picado el gusanillo del mundo de la moda o la actuación. «Bueno, no creo que haga otras cosas. Ahora tengo que jugar un torneo de ajedrez. Y luego voy a Bilbao», explica Magnus, que considera que tiene mucho que mejorar en este deporte. Ahora tiene en la mente la Olimpyad, que se celebrará en Khanty-Manisysk (Siberia), torneo que convoca cada dos años a los mejores jugadores de todo el mundo.
Tranquilo, parece que nada le exalta. Incluso le importan poco las críticas del mundo del ajedrez por haber participado en esta campaña de moda. Tampoco estar rodeado de modelos. Eso sí, en un momento del día, al fin y al cabo el número uno del mundo tiene 19 años, no puede evitar subirse a una pequeña grúa. Entonces, empieza a conducirla dando vueltas sin parar. Y el resto del equipo de G-STAR sigue a lo suyo en los preparativos del desfile. Hay cosas que todavía sólo ocurren en Nueva York.
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