BARCELONA – Josep Antoni Duran Lleida teme ser engullido por el tsunami de votantes del PP estas elecciones generales. Teme que CiU quede reducido a un grupo sin influencia en el Congreso de los Diputados. Teme, en definitiva, salir mal parado de esta contienda electoral. Pero el candidato de CiU tiene, al menos, una estrategia y piensa ponerla en práctica casi cada día de los próximos quince que durará la campaña del 20-N.

Ayer, desde el pabellón de L'Illa Diagonal, donde los nacionalistas suelen comenzar todas sus campañas electorales, el candidato de CiU ofreció la primera entrega de su estrategia. Antes de la tradicional pegada de carteles, Duran se dirigió en especial a los electores de Barcelona y su área metropolitana –que, en su mayoría, acostumbran a votar PSC en las generales– para que en esta ocasión le den su confianza y, así, contribuyan a que «el centrismo de CiU frene la ola del PP».

El segundo puesto
El candidato nacionalista afronta una campaña electoral complicada. Nunca como en esta ocasión han estado tan reñidas las elecciones generales en Cataluña. Él mismo admite que PSC, CiU y PP van más «pegados» que nunca en las encuestas. Y Duran no quiere cargar con la losa de ser el primer cabeza de cartel de CiU que pierde la posición de segunda fuerza en unas generales en Cataluña en favor de que esta posición la acaben ocupando los populares de Jorge Fernández. Por eso, va a tener que desplegar todas sus habilidades para lograr traducir en votos su condición de político mejor valorado de toda España.

Buena parte de su intervención de anoche en Barcelona se centró en atacar a los socialistas. Consideró incluso que dar un voto al PSC es «un voto perdido» porque no va a servir para detener el avance del PP. En cambio, CiU, aseguró, puede convertirse en «el dique de contención» que frene «la ola» de Mariano Rajoy. Pero, ¿por qué hay que votar a CiU? La respuesta es la de siempre, «nadie defenderá mejor los intereses de Cataluña», apostilló. Duran apeló en este sentido a todo el electorado catalanista –inclusive al de ERC– para que el 20 de noviembre las urnas se llenen de papeletas de CiU y no se disperse el voto soberanista. «Hace falta unidad y sangre fría. Hace falta afrontar las dificultades con más realismo que nunca», advirtió.

El pacto fiscal
Los sondeos conocidos hasta ahora auguran un leve incremento de los diputados de CiU frente a los diez que tiene actualmente, pero este aumento podría resultar inútil para ganar peso relativo en el Congreso. De ahí que Duran esté obligado a jugar todas sus bazas. Primero, la del pacto fiscal en la línea del concierto económico, su propuesta estrella y también la carta a la que Artur Mas ha fiado la presente legislatura catalana. Y segundo, la apelación a los sentimientos, «la nostra força», como dice lema de campaña que hoy empieza a llevar a todo el territorio.

El apoyo de Mascarell
Artur Mas se anotó un tanto al fichar a Ferran Mascarell como conseller de Cultura para su Govern. Mascarell, hombre fuerte del Ayuntamiento socialista durante el gobierno de Joan Clos, se incorporó al proyecto de CiU y no tiene intención alguna de abandonarlo, sino más bien todo lo contrario. Así hay que entender el gesto que tuvo ayer con Josep Antoni Duran Lleida, acudiendo a la presentación de su libro «Cartes de navegació. Per un nou rumb», que acaba de publicar la editorial Columna. «Que te vaya muy bien la campaña. Espero que la campaña sirva para que aquellos que no se equivocan y defienden esencialmente los intereses de los ciudadanos de Cataluña ganen las elecciones», le deseó el conseller de Cultura, que no echa de menos a sus ex compañeros del PSC.