Bahamas
Jueces operando médicos juzgando por Antonio Fuentes
La justicia en este país sigue siendo un mundo poco accesible en sus entrañas para la opinión pública. Culpa nuestra, a unos no les interesa que se sepa la verdad, y nosotros, en un estúpido y malentendido ejercicio de responsabilidad siempre hemos estado callados, pero eso debe cambiar. Permítame que le explique por qué protestamos los jueces, y lo haré haciendo uso de símiles médicos para que quien no conozca este mundo lo pueda entender mejor. Casi todos hemos pasado por un hospital.
Imagínese que usted va a ser sometido a una operación, y este es el panorama que se encuentra. En primer lugar, justo en el centro del quirófano, cae una gotera de uno de los desagües y en otro lado otra más justo encima de la máquina que a usted le va a mantener sus constantes vitales durante la operación. Por cierto una máquina con 15 años de antigüedad y enchufada a un generador de gasoil. Cuando ve entrar a la enfermera, usted recuerda que a esa persona la vio antes en otro lugar, y recuerda que sí, que era una joven muy simpática que había estudiado peluquería y que peinaba los viernes a su mujer, es muy buena chica, muy honrada y voluntariosa, está cubriendo una vacante que no se cubre por una enfermera titular, es la primera vez que ve un quirófano. Eso sí, la dirección del centro se ahorra un buen dinero, ya que le paga bastante menos, dinero que se emplea en remodelar los despachos y el sistema de aire acondicionado de los 10 gerentes del centro, uno por cada planta y ascensor del hospital, aunque también sobra algo para ir a un simposium de lesiones producidas en lucha greco-romana que se celebra en Bahamas. Todo esto le parece raro, pero bueno, usted confía en el cirujano, es un buen médico que ha pasado muchos años estudiando y formándose y seguro que lo hará bien. Sin embargo, cuando entra en el quirófano, ve que llega sudando y mirando el reloj compulsivamente, y es que es la cuarta operación de esa mañana, por la tarde hay cinco más, y desde la dirección del centro le han comunicado que ese día tiene que hacer otras tres operaciones porque un compañero suyo le ha dado un infarto y no puede ir a trabajar.
Usted no está muy cómodo, pero necesita la operación, no obstante, justo cuando el médico se dispone a operar, en el quirófano se recibe una llamada de la gerencia que le ordena que la programación de ese día se cambie, y que suspenda esa operación. El médico discute, es él el que sabe qué operaciones son más urgentes, los gerentes ni siquiera son médicos, hay alguno pero lleva veinte años en puestos directivos, pero son directrices «de arriba». El médico sólo tiene una opción, o hace caso a sus jefes, o el mes que viene no cobrará la mitad de su sueldo(ya cobra menos que su cuñado, cajero en una entidad bancaria rescatada) son los de arriba los que deciden cuánto gana, y además se le enviará un inspector médico por gerencia para comprobar por qué tiene lista de espera, a pesar de que el cirujano tan sólo puede operar tres personas al día, con mucho esfuerzo llega a nueve, y sin embargo desde la dirección le asignan quince operaciones diarias. Cuando termina el día, el cirujano se va a su casa cabizbajo, ha perdido su vocación, pasó largos años de estudio, de esfuerzo y sacrificio, quería ayudar a la gente, curarla, creía en la medicina, pasa 15 horas todos lo días en el hospital, sabe que en cualquier momento «los que mandan», si no hace «lo que debe» pueden hacérselo pasar muy mal, pero lo que más le duele es que usted le haya dicho que es un vago y un privilegiado, y que le haya culpado de que su operación se haya retrasado, el cirujano se lo ha intentado explicar, pero el Madrid-Barcelona empezaba a las nueve y usted no tenía tiempo de escuchar a ese señorito.
Es fácil trasponer este pequeño relato, a la situación de un juzgado y de los jueces, pero también de una comisaría o cuartel de la guardia civil o a un simple colegio, pero corra, no se pierda el partido, Ronaldo está triste y hay que apoyarlo.
Antonio Fuentes
Presidente de Foro Judicial Independiente
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