Londres
Teatro y locura sobre la pasarela
Sus desfiles son un espectáculo maravilloso. Ha subido a la pasarela a enanos, gordos, gigantes y cabezudos, prostitutas y gigolós para demostrar «que todo el mundo es hermoso», ha dicho. Genio de la alta costura, sus creaciones son obras de arte con cierta pincelada de locura, aunque desde hace varias temporadas se ha comedido porque hay que vender. Así se lo ha hecho saber Bernard Arnault, fundador del imperio LVHM.
Por sus venas corre sangre española. Su nombre original es Juan Carlos Antonio Galliano Guillén, hijo de Ana Guillén Rueda, un ama de casa andaluza (ahora vive en La Línea), y de John Joseph Galliano, un fontanero gibraltareño. Por eso, el genial diseñador nació en el Peñón, pero poco después se trasladó con su familia a Londres, donde estudió en la Central Saint Martins School of Art and Desing y se graduó en 1984 con matrícula de honor. Tanto es así, que las prendas de su desfile de final de carrera, que tituló «Les Incroyables», en el que pespunteó los patrones de la Revolución Francesa, las adquirió la tienda londinense Browns. Años después, en el 95 lo contrataron como diseñador jefe de Givenchy y un año y medio más tarde se hizo con la dirección artística Dior.
Cuando el fundador de la «maison», Christian Dior, falleció en 1957 fue sustituido por un jovencísimo Yves Saint Lauren, que ya hilvanaba a las órdenes del creador del «new look» desde hacía cuatro años. Permaneció sólo tres más en la casa francesa, porque en el 60 tomó el relevo Marc Bohan durante 29, ya que en el 89 fue nombrado director creativo Gianfranco Ferre hasta el 97, momento en que el italiano cedió la aguja a «l'enfant terrible», justo cuando la casa cumplía su 50 aniversario y él lanzaba su propia línea.
Han pasado 15 años y desde entonces la mítica firma ha triplicado o cuadruplicado sus ganancias, no hay cifras exactas. Lo que sí se sabe es que para coser sus creaciones artesanales estudia telas, colores, viaja y vive la realidad de cada país para buscar la inspiración de sus colecciones, que «define» como «salvajes y refinadas». Extravagantes y teatrales también, ya que emplea los materiales y colores necesarios para plasmar las referencias multiculturales y multiétnicas de sus espectaculares exhibiciones. Carla Bruni confía en su aguja experta del «prêt à porter», pura elegancia a ras de suelo, igual que Charlize Theron, entre otras. Su amiga Penélope Cruz le encargó el vestido para su boda con Bardem y Kate Moss para la suya con el vocalista de The Kills, Jamie Hince. Lo que aún desconocemos es quién desfilará el domingo por la alfombra roja de los Oscar con una de sus creaciones.
✕
Accede a tu cuenta para comentar