CRÍTICA DE CINE / «En el centro de la tormenta»: Perdido en el pantano

Si en «Coup de torchon» Tavernier trasladó la acción de «1280 almas» a la África colonial para examinar las tensiones raciales que surgían lejos de la América profunda del original de Jim Thompson, en «En el centro de la tormenta» se ha quedado en los pantanos de Louisiana donde se desarrolla la novela de John Lee Burke pero resituándola en la era post-Katrina. El cambio es importante, porque contextualiza este sofocante «film noir» en una América hundida en el horror. Tavernier invierte todas sus energías en crear una atmósfera tan pegajosa como el bochorno que hace sudar a los cocodrilos de Louisiana, pero la película se contagia de esa indolencia sin saber hacia dónde ir. Sí, hay un detective que quiere saber la verdad sobre un asesino en serie, caso que parece señalar como culpable a un gangster que controla los hilos de la comunidad, pero Tavernier está tan dispuesto a añadir subtramas y digresiones a su «whodunit» que pierde el hilo de lo que quiere contar.