Cuando una revista como «¡Hola!» adelanta dos días su salida es porque la exclusiva es de oro, tanto en el pago, como en lo que se espera recaudar. Portada absoluta como si fuera de boda real y 42 páginas hablan claramente de lo expuesto. Hay que entender que en este fastuoso pago, digámoslo de una vez, a Lolita y a su nuevo esposo va incluida también la luna de miel. Me parece bien, Lola González Flores es como su madre, un personaje de indudable personalidad. Además, sabe navegar por las aguas turbulentas de la información rosa sin que una sola gota la manche. El reportaje es muy atractivo, el matrimonio reunió a muchas personas de muy distintas procedencias, desde Cayetana de Alba a Juan «El Golosina». La foto de portada y las del interior de los novios transmiten verdaderamente felicidad. Las hijas de Lolita y Rosario son auténticos bombones juveniles. Una grande de siempre, Paquita Rico, ya mayor y delicada de salud, hace tiempo que con gran dignidad vive apartada, «tapaíta» como dicen los toreros, pero no podía faltar a la boda de su Lolita. Paquita fue la madrina de boda de Lola Flores y Antonio. Todavía se reconoce en ella la belleza trianera que siempre atesoró. Lo dicho, compren «¡Hola!» y se lo pasarán divinamente. Al final siempre hay que hablar de Isabel Pantoja, a muchos les extrañó que no estuviera invitada en la boda. Ella fue a recoger un premio de los que otorga Luis del Olmo. Algunas informaciones dicen que tuvo división de opiniones, que como dijo una vez a Ava Gardner el banderillero de un torero, «eso quiere decir señorita, que unos se han acordado de su padre y otros de su madre».