París
Elio Bernhanyer: «No me doy por vencido»
«Estoy nervioso. No me acabo de acostumbrar a ser centro de las miradas», comenta Elio Berhnayer, minutos antes de que la Universidad Politénica de Madrid le rindiera ayer un homenaje durante la clausura del primer curso de Periodismo y Comunicación de Moda, organizado por Fundisma y la revista «Marie Claire». Por primera vez el octogenario maestro habla después de que los números rojos le obligaran a cerrar su taller de costura y dejar la pasarela Cibeles.
-No le veo con su habitual bandera de España en la solapa...
-La he dejado en casa. He preferido venir con la medalla de las Bellas Artes que me entregó el Rey. Para mí la bandera es algo más que el símbolo de un país: el amarillo es el sol, esto es, mi nombre, y el rojo, es mi particular homenaje a mi padre, que fue asesinado.
-No le faltan reconocimientos...
-Generalmente se hacen a las personas cuando han muerto. Habrá quien piense que ya doy por terminada mi labor, pero no es así, aunque no me quede mucho para marcharme al castillo de irás pero no volverás.
-Hay quien dice que los homenajes deben darse en vida, porque así al menos uno se puede defender...
-No creo que haya homenajes peligrosos. Para mí este reconocimiento es muy significativo, teniendo en cuenta que viene de la mano de una universidad, porque yo he sido autodidacta, no he ido en mi vida a un colegio. Por eso me genera un gran orgullo que el mes próximo pueda inaugurar el quinto curso de mi cátedra en Córdoba.
-Se le va a echar de menos en la Cibeles Fashion Week...
-Voy a echar yo más de menos a la pasarela que la pasarela a mí, porque hay compañeros estupendos que van a seguir. Es un momento difícil, porque presentar la colección era el punto de encuentro con mi gente. Además, yo me siento muy querido por los profesionales de la moda española.
-Intuyo que le duele más tener que cerrar su taller...
-Por supuesto, porque tenía un equipo de profesionales con los que he trabajado muchísimos años. Ha sido muy triste prescindir de ellos. Los diseñadores tenemos un problema con respecto a otras artes. Un pintor, para sacar adelante su labor, tan sólo necesita de un pincel, lienzo e inspiración. Nosotros, en cambio, para desarrollar nuestras ideas, necesitamos de más gente. Y del dinero.
-¿La culpa la tiene la crisis o los gestores que tomaron las riendas de la empresa en 2008?
-Yo no le echo la culpa a nadie. Está claro que con la crisis no se vende, y ése ha sido un gran problema. A esto hay que unir otro lastre de nuestro país: los Gobiernos nunca han apoyado de forma decidida a la moda como una industria de bandera. Vivimos una época brillante, los 60 y 70, los años de la alta costura con Pertegaz y Balenciaga. Sin embargo, todo se acaba en 1974 cuando el Ministerio de Hacienda de entonces nos impuso un impuesto del 60 por ciento en el producto a la venta. Ese mismo año en Italia suprimieron los impuestos a la moda. Fue el comienzo del auge que ahora viven y el inicio de nuestra decadencia.
-A pesar de las dificultades, ¿la firma seguirá adelante?
-Yo sé que voy a seguir trabajando, no sé cómo pero lo voy a lograr. Estamos con nuevas líneas de negocio, como el diseño de muebles. No me doy por vencido, soy muy cabezota. Fui el último de la alta costura en llegar, pero quiero ser el último en desaparecer.
París se viste de Dior
Desde que los grandes de la moda española, como Berhanyer, cerraran sus talleres de alta costura, las clientas se marcharon a París. Ayer la capital francesa acogió la primera jornada de los desfiles con las creaciones de Galliano para Dior (en la imagen, un diseño) como protagonista. En primera fila, Pedro Almodóvar y la actriz Elena Anaya. «Desafortunadamente no soy mujer y no puedo llevar esto», dijo el manchego.