Lorenzo Díaz: «Comer en la barra sale más económico»

- «Madrid en veinte barras» es el título de su última obra, un trabajo en el que aparecen más firmas.
-Por supuesto. En este libro han colaborado gente como Juan Echanove, Javier Rioyo, Luis Alberto de Cuenca, Ignacio Medina… e incluso algunos propietarios de restaurantes como Sacha. Entre todos hemos analizado y descrito las veinte mejores barras de la capital. Se trata de un homenaje a la cocina popular española ya que la barra del bar es el escaparate donde se mira y se ve lo mejor de la cocina tradicional.

-Con esa alineación de autores es relativamente fácil conseguir un éxito de ventas.
-Sí, de hecho la primera edición ya está prácticamente agotada y todavía no hemos presentado el libro. Además los editores, «Ediciones Armero», han tirado la casa por la ventana y han conseguido un trabajo muy cuidado, de mucha calidad y que han enfocado principalmente a la venta por internet. La idea es que este trabajo sea el comienzo de un largo recorrido por las principales barras de España.

-¿Y qué tiene una barra que no tenga un restaurante?
-La gente acude a la barra no sólo para beber y comer, sino como lugar de socialización, para mirar y ser vistos. Decía Marañón que el español da lo mejor de sí mismo en la barra y en el café. Un españolito acodado en una barra es capaz de solucionar un conflicto mundial en cinco minutos. De hecho la UGT y el PSOE se fundaron en la barra de «Casa Labra», un bar que aún sigue abierto junto a la Puerta del Sol. Allí, por ejemplo, Pablo Iglesias hablaba sobre el proletariado mientras le echaba un ojo al bacalao y al chato de Valdepeñas.

- ¿Qué barra destacaría de Madrid?
-Hay muchas, pero me gustaría recordar que el gran pionero de la barra en Madrid es un señor con pintas de lord inglés y que es un tabernero maravilloso, José Luis. Trajo la tapa vasca a la capital. Su tortilla, su merluza y su chistorra eran impagables en el Madrid de los años sesenta.

-¿Qué diferencia hay entre una comida en barra y una sentados en la mesa?
-La comida puede ser la misma, pero la barra tiene sus ventajas, sobre todo en tiempos de crisis ya que el individuo puede adecuar su dinero al consumo mejor que comiendo en una mesa. Usted se pide media ración en vez de una completa, una tapa o dos… En definitiva, resulta mucho más económico. Además tiene el factor de la ligereza y la movilidad; se come más rápido y en distintos sitios.