Murcia
Mi prima
En esta España que nos circunda y casi nos circuncida económicamente si nos despistamos, las cosas han cambiado como del día a la noche más oscura. Vamos, que va a tener razón Alfonso Guerra con aquello de que a España no la iba a conocer ni la madre que la parió. Hasta se ha puesto de moda la prima, y no en el sentido clásico y conocido. Porque cuando uno experimentaba la desazón adolescente, siempre había una prima, la del pueblo, que explotaba en nuestra imaginación como argumento para la ensoñación. Entonces, cuando los chavales nos decían ahí va la prima de Pepe, o ahí va tu prima, siempre era motivo de gozo, cuando no de pensamiento, palabra, obra u omisión. Y luego, lo de la prima se extendió como algo popular entre la gente. Y nuestras primas lejanas fueron Ursula Andrews, Gina Lollobrigida y Carmen Sevilla, que también tenía lo suyo mi prima. Pero ahora, la prima ha cambiado. Cada vez que sale en su fría desnudez, somos más pobretones y más infelices. Incluso la llegan a llamar la prima de riesgo, que no sé quién es ése, pero desde luego, debe ser un gafe de campeonato. Este es un país de primos dedicados a pagar impuestos y a vivir injusticias con las víctimas del terrorismo, mientras alguien, seguramente un especulador sin escrúpulos, se lleva a la prima al huerto y la pone en riesgo a la pobre. Mirad, esto tiene que acabarse, porque si en un lugar como éste no nos dejan ni a la prima en paz, es que alguien nos a buscado una ruina de las gordas. Y no quiero mirar a nadie, que luego hacen una encuesta del CIS y triunfan, los muy ladinos. Que haya alivio y sálvese el que pueda, incluida mi prima.