Miurada de otoño

Comenzó una nueva edición de la Feria de las Novilladas en Algemesí (Valencia) coincidiendo con el primer día de otoño. Y puede que se notase ese cambio de estación, pues todo fue en este primer festejo como lánguido, un tanto pagado, gris. Los novillos de Miura, muy bien presentados, altos, largos, con cara, riñones y culata, se dejaron torear y sacaron altas dosis de manejabilidad, sin malos gestos ni grandes dificultades. Pero sus matadores no acabaron de confiarse y el festejo pasó sin pena ni gloria.

La única oreja de la tarde se la llevó Jesús Duque, que compuso una faena un tanto intermitente y extensa a un astado zancudo y que se dejó pegar en el caballo, acusando el fuerte castigo recibido en el último tercio, aunque, con todo, embistió con rectitud y docilidad.

El cuarto fue más terciado, el más novillo del encierro. Como todos se le dio duro en varas y tuvo fuelle en la muleta. N se acopló del todo Duque con él, pese a que el de Miura no planteaba graves problemas. Evidenció oficio y estar puesto pero no acabó de decir nada.

Alberto Durán pasó casi desapercibido en su presentación en Algemesí. Mal colocado casi siempre, desplazó siempre hacia fuera a su primero, serio y que aun sin humillar se desplazó, fue repetidor y tuvo recorrido. Pero el zamorano no lo vio claro y se mostró muy prudente y desconfiado, matando, además, muy mal: necesitó hasta siete pinchazos y un golpe de verduguillo para que entrasen las mulillas.

Con su segundo, el más fuerte del sorteo, estuvo en parecido son en medio de la indiferencia más absoluta de un público que tras la merienda todavía no se había concentrado en lo que sucedía en el ruedo.