Nueva York
«Los miserables» el icono y la furia
«Tiene razón al decir que "Los miserables"fue escrita para un público universal. No sé si sería para todos, pero está desde luego dirigido a todos». Con estas palabras Victor Hugo (1802-1885), como buen visionario, ya anticipaba la influencia social y cultural que tendría su novela en futuras generaciones, sobre todo después de que cobrara forma de musical, lo que puso de manifiesto la capacidad de influir y de llegar a las masas a través de la música
«Les misérables», publicada en 1862 y ambientada en la Francia posterior a la caída de Napoleón, nos muestra a Jean Valjean, un hombre que tras pasar diecinueve años en la cárcel por robar pan para un sobrino hambriento y tratar de escapar intenta redimirse al asumir una nueva identidad y adoptar a la pequeña Cosette tras la muerte de su madre, un personaje que recuerda demasiado a el Conde de Montecristo que alumbrara Alejandro Dumas. Ambos se ven obligados a pasar la vida huyendo del policía Javert, que persigue a Valjean por violar su libertad condicional.
57 millones de espectadores
Sin embargo, «Los miserables» dió un paso más hacia su universalidad al convertirse en un musical en 1980 de la mano de Claude-Michel Schönberg (música) y Alain Boublil (letra). Cautivado por la obra representada en París, el productor británico de teatro Cameron Mackintosh comenzó en 1982 a trabajar en la adaptación al inglés, estrenada en Londres el 8 de octubre de 1985 en el Barbican. Veinticinco años después es el musical que más tiempo ha permanecido en cartel en el londinense West End. Hasta la actualidad, ha sido traducida a 21 idiomas y vista por 57 millones de espectadores en 42 países y 311 ciudades. La obra, que cosechó ocho Tony en su primera temporada en Broadway, llegó a tener quince producciones simultáneas. Cifras récord que han hecho de «Los miserables» un auténtico fenómeno global.
En medio de las celebraciones por sus bodas de plata, la próxima semana llega al Lope de Vega de Madrid un renovado montaje bajo la diección de Stage Enterteinment España y la producción de Mackintosh, un auténtico Rey Midas del género, al haber sido también productor de otros grandes musicales como «Cats», «El fantasma de la ópera» o «Miss Saigon». En mitad de un ensayo de la producción española en la Sala Negra del teatro del Canal, el propio Mackintosh nos explica por qué este icono cultural es referencia y sigue vigente en el siglo XXI: «Los personajes son contemporáneos, están presentes en cada sociedad, y el mensaje de ‘‘Los miserables'' sigue siendo también contemporáneo, pues habla sobre la supervivencia del espíritu humano. En todo país hay un Jean Valjean y un Javert», añade el productor británico, que prontó comenzará a trabajar en la adaptación al cine del musical. «Traemos a Madrid el montaje que hemos creado para celebrar el 25º aniversario del musical y que hasta ahora no ha sido representado fuera de Reino Unido», asegura MacKintosh. La escenografía de esta renovada producción cuenta con unos decorados basados en pinturas creadas por el propio Victor Hugo. El argentino Gerónimo Rauch encabeza el reparto como Jean Valjean junto a Ignasi Vidal (Javert), Virginia Carmona (Fantine), Talia del Val (Cosette) y Guido Agustín Balzaretti (Marius), entre otros. En total, 101 artistas y técnicos participan en cada función.
Música de fondo
Como icono de la cultura actual, el musical se coló incluso en la novela «American Psycho», de Bret Easton Ellis, en la que el protagonista, el broker y psicópota Patrick Bateman, está obsesionado por conseguir una butaca para ver «Los miserables» porque considera que le ratifica su alto estatus social en Nueva York. Además, en el capítulo «Un almuerzo» del mismo libro, escribe en un momento determinado: «En el restaurante se oye una versión a escaso volumen de ‘‘Los miserables''». Pocos años después de su estreno en Londres, a finales de los 80, el montaje que Dagoll Dagom llevó a Barcelona, «Mar i cell», rescataba en su puesta en escena referencias más que claras al arranque escénico de la obra. La música tampoco escapó a la influencia de una partitura y sus temas no han pasado de moda un cuarto de siglo después. Alrededor de 130 millones de personas de todo el mundo descargaron en internet la versión de «I dreamed a dream» interpretada por Susan Boyle en el programa de televisón «Britain's got talent» en abril de 2009. Y es que «Los miserables», de hecho, llevaron a la fama a esta mujer tan aficionada a los musicales. También en el mundo deportivo, la partitura está entre las tres más utilizadas y escuchadas, junto con otras como «Carmen» y «El lago de los cisnes», en disciplinas como la gimnasia y el patinaje artísticos.
«Como comerse una alcachofa»
Por Celia Maza/Londres
El musical de "Los Miserables"celebró este año su 25º aniversario en Londres. El 7 de octubre de 2006 ya había hecho historia al convertirse en el cartel que más tiempo había permanecido en el West End. Aquella noche, su fan incondicional, Sally Frith, de Glouscestershire, volvió a sentarse en el patio de butacas. Había visto el espectáculo 740 veces.
La producción es un auténtico éxito, pero sus inicios no fueron tan dulces. Cuando el show original se inauguró en el teatro Barbican el 8 de octubre de 1985, las críticas no fueron nada alentadoras. Las adaptaciones de las letras al inglés fueron realizadas por Herbert Kretzmer, en aquel momento crítico de televisión para el "Daily Mail". El detalle no sirvió para que el rotativo fuera más benevolente. "Ver algo así es como comer una alcachofa: tienes que pasar por muchas capas para obtener poco beneficio", rezaba la crónica.
El cantante Michael Ball, que interpretaba el papel de Marius, confesó con el tiempo que después del estreno todos pensaron que tenían que buscar otro trabajo porque aquello no iba a funcionar.
Aun así, la gente siguió comprando entradas y en diciembre de ese mismo año se trasladó a Palace Theatre, donde estuvo hasta 2004. Luego, se llevó al escenario del Queen's Theatre, donde permanece hasta la fecha.
Para conmemorar el 25º aniversario, se celebraron tres producciones simultáneas. Entre ellas, un macroconcierto en el O2 al que acudieron los miembros del reparto original, que cerraron el espectáculo con el legendario Colm Wilkinson al frente.
Un total 32.000 personas de todas las partes del mundo llenaron aquella noche las gradas. Con todo, la mayor audiencia que ha tenido el musical ha sido en Australia, en 1989, cuando más de 125.000 personas fueron a ver el espectáculo que tuvo lugar en Sidney. La obra, traducida a 21 idiomas diferentes, ha sido vista en total por más de 57 millones de personas, casi la población de Italia.