Bankia
Salgado sitúa las primeras dudas sobre el sistema de cajas en 2009
Defiende al supervisor y pone en valor el consenso de sus reformas
MADRID- «No voy a exagerar diciendo que les he echado de menos». Así de jocosa entraba ayer por la tarde la ex vicepresidenta económica Elena Salgado a la Comisión de Economía para defender sus reformas del sector bancario. Fue su única licencia, aunque la mayoría de los portavoces parecían conjurados para ponerle fácil el trance. No fue el caso del popular López Amor, que le recordó la «muerte de Keyness», «la herencia recibida» y hasta el «vuelva usted en septiembre, que se le dice al mal estudiante».
Elena Salgado era la tercera ex vicepresidenta del Gobierno que comparecía en el día de ayer ante la comisión de Economía y su propósito fue defender con ahínco que el sistema financiero aguantó bien la primera parte de la crisis porque contaba con un régimen de supervisión más «prudente» que otros países y porque las entidades no habían participado en productos más complejos. También dijo que el Gobierno de Zapatero adoptó las decisiones «que correspondía tomar» en ese momento económico y en función de los datos disponibles, pero puso en valor que todas sus reformas sobre el sector fueron por consenso.»La historia no ha terminado y no me corresponde a mí hacer valoraciones», afirmó, antes de sostener que todas las decisiones se tomaron pensando que el coste debía ser «mínimo» para el contribuyente y que había que evitar resoluciones «desordenadas» que acabaran en contagio, pérdida de confianza y más restricciones de crédito.
A pesar de la resistencia inicial, sí admitió que el sistema no fue «inmune» y que a partir de abril de 2009 se detectó que algunas entidades podrían ver comprometida su viabilidad y cierto riesgo sistémico. Por eso se diseñó un plan de reestructuración que contó con apoyo de los grupos políticos y el Banco de España, de quien hizo una sutil defensa al asegurar que actuó de forma «inmediata» planteando las necesidades de capital de cada entidad.Después, se detuvo en las pruebas de estrés que hizo el Banco de España con la cooperación del Ejecutivo en supuestos «muy severos» y recordó que sólo cinco entidades del sistema (el 9%) no cumplía los requisitos europeos, lo que demostraba en esemomento la solvencia del sistema.
A pesar de ello, el Gobierno socialista decidió dar un último paso con la integración de los fondos de garantías existentes en uno solo que debería asumir el pago de las pérdida netas potenciales de proceso de reestructuración del sistema.
EX PRESIDENTE DE CAIXA NOVA
«En mi caja mandaba el consejo de administración, no yo»
No habló de preferentes, ni de prejubilaciones ni de la fusión... El ex presidente de NovaGalicia y Caixa Nova, Julio Fernández Gayoso, defendió que hablar del pasado «no conduce a nada» y que «lo importante es que el nuevo resultante de la fusión vaya bien». Y con esta premisa y con la excusa de que la venta de preferentes fallidas y el reaparto de decenas de millones en prejubilaciones está «subiudice». Y eso que le insistieron en ello todos los portavoces. Lo más que le arrancaron fue que él personalmente no había cobrado un euro ni por prejubilación ni por indemnización y que desde que fue nombrado copresidente de la entidad fusionada «no tenía poderes ejecutivos». Tampoco antes en Caixanova ejercía un poder absoluto, según su relato, ejercía un poder absoluto. «En mi caja mandaba el consejo de administración y no yo». La declaración del octogenario fue calificada por los grupos de «burla», y razón no les faltaba.
EX PRESIDENTE DE CAIXA CATALUNYA
Serra ve «modélica» la fusión y evita responsabilidades ejecutivas
El guante blanco con el que el PSOE trató por la mañana al popular Rodrigo Rato lo aplicó el PP con el socialista Narcis Serra por la tarde. Tanto fue así, que Vicente Martínez-Pujalte salió en defensa del ex presidente de Caixa Catalunya cuando entendió que el diputado de UPyD Álvaro Anchuelo ponía en duda la capacidad de Serra para presidir una entidad financiera. Favores aparte, el que fuera presidente de Caixa Catalunya defendió como «modélico» el proceso de fusión con Caixa Manresa y Caixa Tarragona, al tiempo que negó que él ostentara funciones ejecutivas en la entidad. Repasó, eso sí, la evolución de la entidad durante los años previos
a la fusión, y sí dijo que antes de la quiebra de Lehman Brothers él ya había observado la «necesidad» de cambiar la gestión de la caja, «pues en los análisis que se hicieron sobre su actividad se observó que no gozaba del estado de salud que se presuponía» en aquellos momentos.