Crítica de cine
«En campaña todo vale»: Una sátira de andar por casa
Dirección: Jay Roach. Guión: Chris Henchy y Shawn Harwell. Intérpretes: Will Ferrell, Zach Galifaniakis, Jason Sudeikis, Dylan McDermott. EE UU, 2012. Duración: 88 minutos. Comedia.
Esta sátira que muerde con colmillos de cartón y vomita vitriolo caducado llega en el momento más oportuno, la semana en que Obama y Romney han liquidado su segundo debate presidencial con un empate que deja cualquier predicción en una suerte de inquietante nebulosa. Los que se debaten aquí no son de partidos contrarios sino republicanos, por exceso (Will Ferrell) o por defecto (Zach Galifaniakis). En realidad, los errores de «En campaña todo vale» provienen de este planteamiento: los dardos envenenados enfocan únicamente a la derecha neoliberal, por lo que es difícil tomarse en serio sus críticas hacia la profesión política (su diana es fácilmente parodiable), y el «héroe positivo», encarnación hiperbólica del americano medio, resulta un hombre con principios, que no se deja engatusar por la maquinaria de subvenciones corporativas que corrompe a los congresistas republicanos. No estamos tan lejos de «Caballero sin espada» o «Juan Nadie», aunque la bonhomía de Capra esté filtrada por la mirada gamberra de la Nueva Comedia Americana. Lo que se defiende aquí es el triunfo de esa pureza de espíritu, aclimatada a las normas de la tradición más provinciana, con la que los americanos disfrutan tanto identificándose.
La mayoría de secuencias de «En campaña todo vale» funcionan mejor por separado que integradas en un relato que las obliga a contradecir sus intenciones subversivas. Es fácil imaginarlas en un programa especial de «Saturday Night Live», sketches orbitando alrededor de un gag sulfúrico que abofetea ideologías a diestro y siniestro. Sketches cómicos que hacen reír por su condensación, por esa sintética elaboración conceptual que pierde fuelle en las largas distancias. Hay escenas hilarantes y hay otras que navegan a la deriva, que se dejan devorar por el remolino que ellas mismas han creado. La película empieza con una cita de Ross Perot que alude a la falta de normas de la política. Pero en la comedia, como en las guerras o en las peleas de barro, sí las hay, y Jay Roach parece no conocerlas al dedillo.
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