Sevilla
La boda de Piaggio y Porcar no tendrá madrina por Jesús Mariñas
Será el bodón estival, auténtico aperitivo a lo que en octubre y noviembre protagonizarán Rafael Medina y José María Manzanares, aunque el Duque de Feria haya cambiado de escenario. Nada de Sevilla tuvo que ser, su patria chica. Tampoco usarán la iglesia de El Salvador, que la Infanta Doña Elena visitó para depositar el ramo casamentero en la tumba de su abuela. Han calculado y Sevilla está llena de problemas. Y lo de hacer cuentas no le va nada mal al novio, que tiene seis establecimientos de ropa de lujo «pour homme»–.El traslado al palaciego Tavera toledano molesta, incomoda, fastidia planes y proyectos indumentarios. Ya no primarán las mantillas de blonda blanca o marfileña típicas de un mediodía hispalense. Serán reemplazadas por pamelones airosos, que no todas saben llevar, porque alguna se desequilibra con semejante superficie. Pero en Toledo, el auténtico toque de distinción lo marcará Nati amadrinando a su primogénito. Lucirá sobre traje largo –creo que de Valentino– el mismo «pico», una especie de velo corto pero no tan largo como los encajes que suele ponerse. Ir del templo sevillano hasta Pilatos supondría una demora, agobios de tráfico y pasarela óptima para pillar a invitados de cinco estrellas vestidos de Valentino y Oscar de la Renta, un modisto que cuando comenzó firmaba sus esbozos como Renta, con una erre muy remarcada. Parece que le tomó gran afición a la Puerta del Sol, que le encantaba Madrid por su chulería y su casticismo, al que de la Renta aportó sensualidad caribeña. Fernando Porcar, a quien en tiempos le adjudicaron como pareja a una de las Infantas, también hizo un buen mestizaje cuando se emparejó con Valeria Piaggio, familia italiana de los inventores de la Vespa. Con ella convive desde hace ocho años y para su enlace no tendrá madrina porque la madre de Porcar me contó apenada que mantiene el alejamiento con su hijo: «Hace diez años que no nos hablamos». Valeria, cuya madre tiene fábricas de atún en Santoña, fue uno de los buenos partidos que Rafa Medina dejó escapar junto con la hija de los duques de Wellington y la actual nuera de Beatriz de Orleans.
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