Sevilla
El Liceo recupera la mirada de Lluís Pasqual sobre «Las bodas de Fígaro»
BARCELONA- «Las bodas de Fígaro», una de las más celebradas óperas de Wolfgang Amadeus Mozart, con libreto de Lorenzo Da Ponte, en un montaje dirigido por Lluís Pasqual y con Christophe Rousset de director musical, vuelve a partir de hoy en el Gran Teatro del Liceo, donde ofrecerá cuatro funciones.
El montaje cuenta con un elenco formado por jóvenes cantantes quienes se subirán al escenario hoy y el lunes, además del miércoles y el viernes para interpretar la conocida ópera. El Liceo repone a precios populares una producción que ya pudo verse hace cuatro años en este mismo auditorio.
En esta ocasión, toma la batuta Christophe Rousset, un especialista en música de los siglos XVII y XVIII que debuta en el Liceo con esta ópera, estrenada en Viena en 1786. La acción se sitúa cerca de Sevilla, en el castillo de Aguas Frescas, propiedad del conde de Almaviva, con muchos de los personajes de «El Barbero de Sevilla».
Situaciones grotescas
Pasqual propone al espectador una puesta en escena que se aleja de la típica ostentación vienesa y busca convertir la aventura de Fígaro en una gran fiesta popular. Para ello cuenta con un reducido escenario blanco, con los actores a escasos centímetros del foso y con los mínimos elementos. «Mozart consigue despertar una gran alegría en la melancolía de la música. Hace un itinerario de las diferentes etapas del amor. A veces se acerca a situaciones grotescas, otras a momentos más psicológicos y otras románticas, pero tiene la maestría de ligarlo todo perfectamente», explica el director.
La acción se traslada a los años 30 del siglo pasado, en un ambiente de preguerra, pero potenciando la sensualidad por encima de cualquier contexto político. Según Pasqual, «todo Mozart se puede explicar por el eros. En este caso, está claro que lo que le interesan son las hormonas. Yo no le puedo decir al cantante, ahora sal y haz de conde. No, le tengo que decir que tú aquí estás empalmado».
El papel del conde de Almaviva es para el gallego Borja Quiza; la valenciana Maite Alberola es la condesa de Almaviva; Ainhoa Garmendia representa a Susanna, la prometida de Fígaro, y este último está encarnado por Joan Martín-Royo. Otros protagonistas de la obra son Maite Beaumont; Marie McLaughlin; Gianluca Buratto; Roger Padullés; Vicenç Esteve Madrid y Naroa Intxausti.
La escenografía es de Paco Azorín, mientras que Franca Squarciapino se encarga del vestuario, Montse Colomé de la coreografía, Albert Faura de la iluminación y José Luis Basso de la dirección del coro.
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