Trabaja para vivir y se siente muy privilegiado de poder hacer lo que le gusta en los tiempos que corren. Pero para él lo mejor empieza cuando se apagan las cámaras y regresa a su casa, allí le espera su mayor fan, su perrita Bretaña.

-¿Qué tal le va en Cuatro con su vuelta al programa «Allá tú»?
-Si quieres que te diga la verdad, estupendamente. Tenía mucha ilusión de volver a hacer «Allá Tú». Apenas he notado el cambio de cadena, el trabajo es el mismo, los jefes son los mismos...

-¿Disfruta de tiempo para descansar y disfrutar de su familia y su perrita?
-Lo intento aunque a veces no es posible. A mí me encanta trabajar, es un privilegio enorme, pero soy de los que trabajan para vivir, no vivo para trabajar. Lo mejor de mi vida empieza cuando se apagan las cámaras. Y mi perra es una parte importante de esa vida…

-¿De qué raza es? ¿Cuánto tiempo hace que la tiene?
-Bretaña es un bulldog inglés. Lleva siete años con nosotros y nos la trajeron cuando apenas tenía tres meses.

-¿Por qué decidió tener una perra y no otro animal?
-Yo siempre he sido de perros. Hay gente más de gatos. Yo no. Los perros son más fieles, más cariñosos, nos adoran. Te hacen sentir especial, porque para él lo eres, siempre se alegra de verte y está dispuesto a jugar contigo, a saltar a tus brazos o a consolarte a base de lametones si te nota triste.

-¿Qué le aporta en su vida? ¿La echa de menos cuando está fuera?
-Me aporta cariño incondicional, alegría y mucha compañía. Hace poco la tuve que dejar un día ingresada en la clínica por una pequeña operación en la oreja y la casa sin ella estaba triste y muy vacía. La echo muchísimo de menos cuando estoy de viaje y me encargo de que se quede en buenas manos.

-¿Es usted un amo de esos que la saca a pasear, juega con ella…?
-¡Claro! siempre que puedo lo hago. Vivo en una zona muy tranquila y nos gusta salir de paseo. Además vamos mucho al campo y viene con nosotros. Eso de que los bulldog no son ágiles ni pueden moverse mucho es una leyenda, nada que ver con la realidad. Todo depende de a lo que les acostumbres. Bretaña lleva toda la vida saliendo al campo y es lo que más le gusta del mundo. ¡Corre como una liebre!

-¿Podríamos decir que ella es la reina de su casa?
-Hombre… tanto igual no… El rey de mi casa es mi marido. Después voy yo y en tercer lugar está ella. Somos como una manada. Hay una jerarquía que ella respeta. Sabe lo que puede o no hacer en casa y sabe que si se pasa puede ser castigada. No me gusta atribuirles a los perros cualidades humanas, porque no lo son. Yo adoro a mi perra, pero nunca olvido que es sólo un perro.