Francia

De nuevo el 9 por Julián García Candau

La Razón
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Con el triunfo de «La Roja» en la Eurocopa parecía que habíamos acabado con la polémica sobre jugar con 9 o sin él. La victoria le dio toda la razón a Vicente del Bosque y hubo que aplaudir su contumacia. Hubo que aferrarse a los hechos. Él, que es hombre ponderado, reconoce que el fútbol no tiene una sola variante y tan válido es jugar con Cesc como falso delantero como hacerlo con uno de oficio. El jueves, en Estonia, en la semifinal de la Eurocopa Sub-19 volvimos a vivir la experiencia del uso de las dos fórmulas y esta vez ganó, sin dudas, la alineación de un ariete tradicional.

Es bueno que las selecciones nacionales, desde las jóvenes hasta la supercampeona, traten de jugar de manera similar. Mantener el estilo desde abajo tiene muchas ventajas y, entre otras, la de facilitar la adaptación de quienes van subiendo peldaños. Es el modo de mantener la identificación. La España juvenil se enfrentó a Francia, equipo de mayor fortaleza física, que buscó sus goles en los saques de esquina. Hubo que llegar a los penaltis y a que el Iker de turno, Kepa, detuviera dos a los dos zurdos contrarios para llegar a la final.

España desperdició dos ventajas en los finales del tiempo reglamentario y la prórroga. La mayor facilidad goleadora se encontró cuando apareció Paco Alcácer, quien no sólo marcó sino que se entendió perfectamente con Deulofeu y entre ambos afirmaron el equipo. Jugar con el 9 produjo gran cambio en el juego. La escasa peligrosidad que se había tenido con anterioridad se tornó en verticalidad y rapidez en el contragolpe.

Posdata. Jugar con 9 también da estilo a las selecciones.