Hollywood
Ava interminable
Isaki Lacuesta presenta el documental «La noche que no acaba», donde cuenta la vida de la mítica actriz
Cuando Ava Gardner llegó a España en el año 1950 para rodar su primera película, «Pandora», no se imaginaba que su relación con España «iba a cambiarle la vida», como ella misma declaró más tarde en sus memorias. El carácter español cuadraba perfectamente con sus ansias de libertad y su forma apasionada de ver la vida. Era como un espejo donde reflejarse. Quería alejarse de la encorsetada y puritana sociedad de Hollywood, que no la dejaba ser ella misma. Siempre le persiguió un halo de «mujer fatal» que construyó un personaje a veces por encima de su propia persona. La cinta de Isaki Lacuesta sigue el rastro de sus relaciones en nuestro país entre el rodaje de su primera película y «Harem», la última. Su vida nocturna, su relación con el alcohol, las personas con las que compartió rodajes y fiestas,sus amores con Dominguín, su vida con Sinatra... Según su director, «la cinta es un continuo diálogo entre las dos películas, entre la Ava Gadner joven y la mayor, un viaje en el tiempo. Es como un intento de exorcismo y resurrección igual que en el cuadro de El Prado "Las edades de la muerte"de Hans Baldung Grien. Él tenía sólo un modelo de mujer al pintarlo y de ahí tuvo que hacerla joven y vieja. Esto es algo que te permite hacer el cine y no la pintura». Otra de las apuestas del realizador ha sido «no recurrir a los actores famosos de América». Lo que ha querido es «contar la historia de España vista desde Hollywood y la historia de Holywood vista desde España, desde la visión de gente que compartió con ella los rodajes y desde personas anónimas que fue conociendo por las ciudades que visitó. Gente conocida que habla de ella, como Lucía Bosé o, muy especialmente, Silvia Marsó».
Abundancia de archivos
Algo muy importante a la hora de realizar el documental ha sido el trabajo de archivo, prosigue el director: «He podido contar con toda su filmografía y me ha permitido elegir. A veces, un plano malo me ha servido más que uno bueno porque me ha hecho ver aspectos desconocidos». Son 80 minutos de cinta en los que, «a través de su vida y comparando imágenes, puede verse la historia de América, la de España y la de nuestra transición».
La que fuera denominada «el animal más bello del mundo» adoró España porque, según ella, «tenía sus mismos defectos». Ahora vuelve porque las estrellas son eternas y nunca mueren.
El detalle, una precursora
Sólo Marilyn Monroe se atrevió a desafiar el pudor de aquel Holywood. La cantidad de tela en los bañadores iba disminuyendo y la censura prohibía a sus actrices que enseñaran el ombligo en pantalla. Ava Gadner fue otro de los iconosiconos que se iconos que se atrevió con el bikini, aunque entonces la parte inferior era muy alta, para perturbar los sueños masculinos, Y como todo es cíclico, este año vuelve a estar de moda su estilo. Una forma de rendir homenaje a estas precursoras de la libertad.
Mirando hacia atrás sin ira
«La noche que no acaba». Director: Isaki Lacuesta. Guión: Isa Campo e Isaki Lacuesta, inspirado en el libro de Marcos Ordóñez. Fotografía: Diego Dussuel. Montaje: Diana Toucedo. Duración: 95 minutos. España, 10. Documental.
Los que esperen encontrarse con una crónica de los locos años hispánicos de Ava Gardner –maravillosamente documentados en «Beberse la vida», ensayo biográfico de Marcos Ordóñez en el que se inspira Isaki Lacuesta– se llevarán una sorpresa: ese es el envoltorio, pero el regalo incluye una sabia meditación sobre lo que significa ser un icono del cine; un análisis poético sobre la memoria de las imágenes; un sofisticado ejercicio de montaje que hace dialogar pasado y presente, ficción y realidad, atendiendo a lo que ocurre entre los planos (el Godard de las «Histoire(s)» es una influencia clara); y un relato alucinado de la vida en la España rural y urbana del franquismo.
«La noche que no acaba» podría titularse «La leyenda del tiempo», hasta tal punto Lacuesta ha llevado a su terreno el encargo del canal TCM. La ingente cantidad de imágenes de archivo de la Gardner se mezclan con las voces de las dos narradoras (Ariadna Gil y Charo López), que vienen a representar la duplicidad (vida y cine, imagen y sonido) sobre la que se articula el documental, y con las voces de decenas de testimonios que tuvieron contacto, aunque fuera colateral, con la María Vargas de «La condesa descalza». El resultado es, en efecto, una breve historia sobre los efectos del tiempo: Ava es Camarón de la Isla, los gestos de su cuerpo también riman en el presente, y el tiempo resucita pero de otra manera, mirando hacia atrás sin ira.
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