Literatura
Trini Jiménez veranea con novela negra por Jesús MARIÑAS
Algunos ya lo atribuyen la campaña de su futuro mano a mano con Tomás Gómez. Parece que en política vale todo. Incluso la posibilidad hasta ahora impensable de imaginarla en top-less por las playas ibicencas, que no pisa desde hace ocho años. La noticia corrió como la pólvora, como si a estas alturas fuera infartante o descalificador navegar enseñando el pecho, igual que siempre hace en sus trabajos políticos. Pero Trinidad Jiménez no tomó el sol de esa manera. Ni siquiera se garbeó por la isla blanca, donde algunos creyeron verla en yate, tumbada cara al sol a ver si se le pegaba. La ministra de Sanidad yació donde suele en los últimos tiempos: su Málaga natal, y en la Galicia de Miguel, su compañero. Nerja y las Rías Bajas la vieron pasar y dejó estela.
Interesante batalla entre el presuntuoso y arrogante secretario de los socialistas madrileños y esa Trini que todo lo gana con una sonrisa luminosa, espléndida, convincente. No cuesta creerla, porque argumenta bien.
Ya preparó la coraza y se distrajo leyendo novela negra, especialmente «La playa de los ahogados», del gallego Domingo Villar. Una manera de evadirse o de preparar el combate. También tiene perfilado el programa a seguir: «Hasta las 20 horas, trabajo ministerial. A partir de ahí, en horario libre, campaña». Leal como pocas, entregada en cuerpazo y alma a ZP, conoce la responsabilidad de haber sido elegida. Junto a María Teresa Fernández de la Vega es la más eficaz del Gobierno femenino. Trini podría lanzar como eslogan algo tan americano como «una sonrisa, un voto». Ahí arrasaría.
La posible faena se comenta en un Madrid donde Ángel Corella triunfa con su juvenil «ballet», en el que brillan más las danzantes que los bailarines. Muy cerca, en la acera de enfrente, los de «Shangay» perfilan el décimo aniversario de su multitudinaria fiesta-aniversario que siempre disloca La Terremoto de Alcorcón. Han escogido el Teatro Coliseum, en cuyo edificio vivió Concha Piquer casi cuarenta años. Toca la Plaza de España y allí reside Alfredo Amestoy, presidente del centenario de la Gran Vía, donde los de «Shangay» aprovecharán para montar una alfombra rosa. Como plato fuerte podría estar una de nuestras más eternas divas versionando el «Mujer contra mujer», de Mecano, como Montserrat Caballé hizo al situar en los hits mundiales su revisión de «Hijo de la luna». Será impactante.
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