Estados Unidos
EE UU armó ilegalmente a los cárteles mexicanos
A estas alturas, que Estados Unidos entone el mea culpa sirve de poco a los mexicanos, cansados de que el país vecino consuma toneladas de droga manchada de sangre y venda armas a los cárteles. Sin embargo, duele aún más si son los propios federales los que arman al temido cártel de Sinaloa.
Al menos 122 armas recuperadas en escenas del crimen en México están ligadas a un polémico programa secreto que permitió el tráfico de miles de armas al vecino del sur con el fin de seguir su rastro y atrapar a los narcotraficantes, reveló un informe de dos congresistas estadounidenses.
«Armamos al cártel de Sinaloa, es repugnante», admitió Carlos Canino, actual jefe de la Oficina para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF), al reconocer que la investigación de la «operación Rápido y Furioso» ha destapado que las armas que cruzaron de Estados Unidos a México llegaron a manos de estos grupos delictivos.
Los federales admitieron ante el Congreso que existieron «errores» de bulto en dicha operación, lo que originó que con el paso de las armas los cárteles pudieran incrementar su arsenal; sin embargo, insistieron que el objetivo de la operación nunca fue permitir el trasiego ilegal de cerca de 2.000 armas durante 2009. «El propósito no fue permitir el transporte de armas a México y, que yo sepa, nuestros agentes nunca vieron a ninguno de los sospechosos en este caso cruzar la frontera con armas», aseguró William Newell, ex agente encargado de la ATF.
El escándalo revela que las armas llegaron a manos de cárteles como los que lideran Joaquín «El Chapo» Guzmán, Teodoro «El Teo» García y a La Familia Michoacana. Mucho más duro se mostró Carlos Canino, al asegurar que la operación no sólo violó las políticas vigentes, sino que dejó al margen a las autoridades mexicanas y a las de EE UU en México, e insistió en que estas armas «fueron a parar a criminales sin escrúpulos». «Nunca creí que alguien de la ATF dejara que ésas terminaran en manos de criminales en una operación aparentemente aprobada por el Departamento de Justicia, con la esperanza de atrapar un pez gordo», aseveró. Y lo peor, aún no se ha encontrado la otra mitad del arsenal.
«Tormenta de idiotez»
La última metedura de pata de las autoridades norteamericanas tiene dimensiones colosales, dignas de un departamento de idiotez más que de uno de inteligencia. Más de 2.000 armas de fuego, entre ellas AK 47 y AR-15, fueron introducidas en México en 2009 durante la misión «Rápido y Furioso» sin el consentimiento del Gobierno de Calderón para seguir su rastro y llegar a la cúpula de los cárteles. Pero la mayoría acabaron en manos de «El Chapo», uno de los criminales más buscados del planeta. Y es que como confesó Carlos Canino, jefe de la Oficina de Control de Armas, «la operación "fue una tormenta perfecta de idiotez"».
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