Huelga de estudiantes
Jornada negra para los sindicatos
Cerca de 5.000 trabajadores según Policía Local, y 20.000 según los sindicatos, se concentraron ayer en la manifestación convocada por la huelga en Murcia. Unas cifras muy dispares, y es que, una vez más, cada uno dice una cosa.
Lo cierto es que aunque por la mañana los piquetes no resultaron ser muy significativos, a partir de las 18:15 horas, cuando comenzó la manifestación desde la plaza de la Fuensanta de Murcia, los trabajadores salieron a las calles ataviados con chalecos, pancartas, pitos, cacerolas y lemas como «Zapatero dimisión» o «huelga, huelga». Los secretarios generales de CCOO, Daniel Bueno, y de UGT de la Región de Murcia, Antonio Jiménez, encabezaron la manifestación tras una pancarta en la que podía leerse «Así no, rectificación».
Alrededor de las 19:30 llegaban a la Delegación del Gobierno en la avenida Teniente Flomesta, y una vez allí, los representantes sindicales se subieron al escenario para dar las gracias a los huelguistas y leer el manifiesto conjunto de las organizaciones. La encargada de hacerlo, fue Rebeca González, de la asamblea de estudiantes de la Universidad de Murcia, quién habló de una «huelga justa y justificada» ya que el presidente del Gobierno, José Luis Zapatero, «nos ha defraudado». Asimismo, confían en que «hoy el Gobierno tendrá que rectificar» porque «así no, señor presidente».
También a lo largo del recorrido se vieron caras conocidas de la política, por un lado, como informaron a principios de semana los representantes de Izquierda Unida de la Región de Murcia, José Antonio Pujante y Esther Herguedas estuvieron desde primera hora de la mañana junto a los piquetes informativos recorriendo las calles de la ciudad y finalizaron por la tarde frente a la Delegación. Por otro, el candidato de las primarias de este fin de semana del PSRM y alcalde de Calasparra, Jesús Navarro, quién indicó a LA RAZÓN que como afiliado desde hace muchos años a UGT, «esta crisis no la tienen que pagar sólo y exclusivamente los trabajadores».
Los actos y movilizaciones de la huelga general en la ciudad de Murcia comenzaron a las 0:00 horas del miércoles en la plaza de San Lorenzo. Previamente, los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, se reunieron en la sede regional del segundo para ultimar los detalles de los actos a acometer. Cuando llegó la medianoche el centro de Murcia fue tomado, por un grupo de 400 piquetes que tomó las calles en busca de comercios abiertos. El objetivo lo tenía bien claro: no dejar abierto todo establecimiento que vieran a su paso. Debido al horario, los bares y restaurantes fueron el objeto de las quejas por el hecho de estar realizando su trabajo. Con la presencia de los secretarios generales de UGT y CCOO en la Región, Antonio Jiménez y Daniel Bueno, respectivamente, los piquetes arrancaron su tarea supuestamente formativa. Lo cierto es que su actitud fue más allá de la mera información y se mostraron con injustificada violencia. Medio centenar de jóvenes encapuchados y ataviados con bates provocaron destrozos en locales del centro de la capital. En torno a la una de la madrugada el bar «La Colmena» recibió la ira de estos individuos que entraron en el local golpeando con sus bates el mobiliario del local y a los clientes que allí se encontraban. Uno de ellos, German Liviu, declaró a LA RAZÓN que «han entrado como animales y sin ningún ánimo de informar, sólo de hacer daño». El dueño del bar «Din-Don», Antonio Sánchez, también declaró a este diario que «he sido agredido por tener el establecimiento abierto y me han obligado literalmente a cerrarlo». Episodios como este también se vivieron en la calle San Lorenzo donde «El reloj el cuco» fue obligado a cerrar. Las siguientes paradas de los piquetes eran Cespa, Latbus y Mercamurcia. Todo ello requería organización, por lo que a las 01:35 horas los piquetes se volvieron a reunir en la Plaza de Santo Domingo para citarse a las 03:00 horas en las sedes de UGT y CCOO para distribuirse. La organización se saldó con forcejeos y momentos de tensión en los tres lugares. Especialmente cruentos resultaron en la carretera de El Palmar a la altura de la sede de Latbus. La beligerancia de los piquetes obligó a que la policía realizara tres cargas contra ellos porque pusieron una fila de contenedores que impedía la marcha de los servicios mínimos. Durante la mañana, la acción se concentró en las sedes universitarias y los grandes almacenes. En ambos casos con limitado éxito. Lo único que consiguieron los sindicalistas es que los comercios bajaran sus persianas al paso de los piquetes y luego siguieran su actividad. En torno a la una de la tarde, la actividad de los huelguistas cesó hasta la manifestación, momento que aprovecharon para degustar unos aperitivos en los del centro de Murcia, esos mismos establecimientos a los que horas antes les habían obligado a bajar la persiana.
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