Los enemigos de la recuperación de España
El palo y la zanahoria
El ministro plenipotenciario, Alfredo Pérez Rubalcada, acostumbra a culminar con éxito casi todo aquello a lo que le pone empeño. Y ahora, su afán principal es comunicar buenas nuevas con el fin de despejar el nubarrón ubicado sobre el Gobierno y el PSOE.
Para ello, nada mejor que una planificada acción contra ETA, con detenciones dosificadas que evitan hablar del paro, la crisis, el IPC, la política fiscal… La estrategia no puede ser más simple: enviar a los medios de comunicación noticias positivas que releguen a las negativas. También sirven las que hacen daño a la oposición y mejor aún si van acompañadas de imágenes de TV al ser detenidos o de (i)rreales informes policiales.
Y Rubalcaba lo está consiguiendo. Así, el cuestionable acuerdo del Gobierno con PNV y CC para adquirir tiempo quedó tapado con la oportuna filtración sobre la remodelación del Gobierno; y los desfavorables informes internacionales sobre la nula recuperación española desaparecen ante las acciones policiales contra ETA y sus secuaces.
Política de mano dura con los etarras que siguen empecinados en no abandonar la actividad terrorista, pero con la promesa de magnanimidad si alteran su postura. Y para que no lo duden, premios y más premios para aquellos que se comprometen a liderar una izquierda abertzale sin pistolas detrás: «Txelis», «Iñaki de Rentería», Díez Usabiaga, Idoia López Riaño y toda una lista de asesinos que, ahora, están en contra del tiro en la nuca.
¡Qué pena que hayan tardado tanto en darse cuenta!