Francia
Cara y cruz
Luis León Sánchez sacó del anonimato a sus compatriotas en el Tour de Francia. Su victoria en una etapa de gran dureza con ocho puertos de por medio, aunque solamente tres fueran de segunda categoría, le proporcionó su tercer gran éxito en la carrera ciclista más importante del mundo. Ya está en la lista de los corredores que han recibido más besos y flores. Su triunfo debió ser celebrado por sus familiares, a quienes no todo les sonríe. El futbolista, Pedro, el jugador del Real Madrid, está siendo despreciado por su pintoresco entrenador. A Luis León no hay preparador que le niegue la posibilidad de apuntarse un triunfo.
Una vez que está en el equipo es alineado en la carrera más importante y tiene libertad para buscarse la vida en una escapada. La vida de su hermano es distinta.
Con el jugador de fútbol el pintoresco entrenador está en plan perro del hortelano. Ni cuenta con él ni da facilidades para que salga del club en busca de minutos de juego. Varios clubes españoles, y más de un extranjero, estarían dispuestos a contratarle y el muchacho saldría del Santiago Bernabéu feliz y satisfecho con tal de no tropezarse con el pintoresco.
El caso de Pedro León es similar al de Sergio Canales, muchacho con futuro esperanzador, al que tampoco da bola el míster. Ambos se han quedado en Madrid y no han participado en la excursión por América. No creo que el club cometa el error de privarles del derecho al trabajo. Hay que hilar fino para no traspasar la barrera de lo legal.
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