Poesía

Las manías de Marías

El escritor rechaza el Premio Nacional de Narrativa por ser un galardón institucional

El escritor, ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid
El escritor, ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madridlarazon

Nunca antes un escritor había rechazado el Premio Nacional de Narrativa, dotado con 20.000 euros y que reconoce la mejor novela publicada en España, en este caso, en 2011. «No quiero prestarme al juego de que especulen con que soy o no favorecido por uno u otro gobierno», aseguró ayer a la Prensa tras anunciar su rechazo a un premio concedido por su obra «Los enamoramientos». Al parecer, ésta es una decisión que tomó en 1995 (en 1979 recibió el Nacional de Traducción), y a la que se ha mantenido fiel. «Ni siquiera acepto invitaciones procedentes del Instituto Cervantes o la Feria del Libro. En una ocasión algunos miembros de la RAE hablaron de proponerme para el Cervantes, pero les pedí que no lo hicieran», añade.

A esta razón que calificó como «la principal», el escritor, sin embargo, añadió otras. «A mi postura se suma el hecho de que este Gobierno ha recortado especialmente en cultura. Empieza a recordarme la postura del franquismo en la cultura. Y sí, podría haberlo donado –en respuesta a la pregunta de una periodista–, pero hubiera resultado demagógico. Ojalá que lo destinen a las bibliotecas públicas, aunque quizá se lo den a los bancos», ironizó Marías. Al margen de la parte puramente económica del premio, el autor también hizo referencia a la satisfacción personal que implica recogerlo: «Si no hubiera tenido ninguno en el extranjero, estaría más deseoso. Pero éstos han sido suficientes para que mi vanidad estuviera satisfecha», añadió.

Sería una «sinvergonzonería»
También el escritor se acordó de su padre, el filósofo Julián Marías, durante su comparecencia: «Que no le dieran a mi padre el Nacional de Ensayo también ayuda a que no haya aceptado. Si él no lo mereció, yo tampoco». Además, recordó a otros nombres que no han sido distinguidos con este premio y a los que él admira: «Juan Benet, García Hortelano, Eduardo Mendoza y Jaime Gil de Biedma, entre otros, no lo recibieron. Quizá sea mejor estar en esa lista», comentó. En todo caso, Marías insistió varias veces en que es una postura independiente a sus opiniones sobre política: «Algunas personas quieren verlo como un rechazo abierto a este Gobierno. En 2008, que gobernaba el PSOE, mi editora me dijo que sonaba para este premio y le contesté lo mismo, que lo rechazaría. Además, me parecería una sinvergonzonería que después de tanto tiempo con esta postura, ahora, cuando por otro lado el premio tiene una dotación considerable, cambiara mi decisión», añade. También insistió en su agradecimiento al jurado, formado, entre otros, por Clara Sánchez, Soledad Gallego-Díaz Fajardo, Fernando Rodríguez Lafuente, Javier Cercas y Marcos Giralt Torrente. «Si lo lamento, es porque resulta duro decir que no a un reconocimiento».

 

¿Qué ocurre ahora con el dinero?
Al ser rechazado, el Nacional ni queda desierto ni se concede a otro escritor. El Ministerio de Educación y Cultura lo considera «concedido, pero no otorgado». Esto significa que Javier Marías figurará como el ganador pero el dinero se queda en el Ministerio, que tiene la potestad para decidir a qué dedicará los 20.000 euros. «A mí me gustaría –dijo Marías– que lo destinara a las bibliotecas públicas, a las que en los Presupuestos del Estado no se les dedica ni un euro. Entiendo que el cine, el teatro y la ópera son actividades más caras, pero la de las bibliotecas es una labor muy modesta», añadió.

 

Sierra y boadella también lo rechazaron
Santiago Sierra también rechazó un Premio Nacional, el de las Artes, en 2010, aunque sus explicaciones fueron mucho más contundendes y de un marcado carácter político. En una misiva dirigida a la ex ministra de Cultura Ángeles González-Sinde, el artista (en la imagen) aseguró que este galardón «instrumentaliza en beneficio del Estado el prestigio del premiado. Un Estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el mandato de trabajar por el bien común, sin importar qué partido ocupe el puesto. Un Estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un Estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un Estado empeñado en el desmontaje del Estado del Bienestar en beneficio de una minoría internacional y local. El Estado no somos todos. El Estado son ustedes y sus amigos», sentenció Sierra. Albert Boadella también rechazó el Nacional de Teatro en 1994, que premiaba a la compañía que el dirigía, Els Joglars.