La imagen desafiante de Elon Musk en el escritorio Resolute del Despacho Oval: ¿cuánto durará el idilio?

Las leyes físicas dicen que cuando se acercan dos polos opuestos, saltan de uno a otro y quedan pegados. Pero esta atracción no puede aplicarse a Donald Trump y Elon Musk, excepto si tenemos en cuenta que, hasta no hace mucho, el magnate tecnológico tenía más ideología demócrata que republicana.

En cuanto a personalidad, a ambos se les achaca una personalidad egocéntrica, impulsiva y caprichosa. Tanto Musk como Trump tienen poder y pujan fuerte por sus intereses. Y uno y otro dejan en vilo al mundo cada vez que anuncian alguna de sus medidas o, a veces, ocurrencias. Si el magnate de SpaceX apoyó con 288 millones de dólares la candidatura presidencial del presidente no fue en vano. Una imagen de la revista "Time" es muy reveladora. Musk, con una taza de café sentado detrás del emblemático escritorio Resolute Desk que han usado todos los presidentes estadounidenses desde Jimmy Carter.

Fue un regalo de la Reina Victoria en 1880 y desde entonces es uno de los símbolos de la Casa Blanca. Sobre él han trabajado Roosevelt, Kennedy, Obama… ¿También Elon Musk? Su imagen en el Despacho Oval sobre este pesadísimo mueble de madera (590 kilos) es poderosa y admite un significado que va más allá de sus funciones como mano derecha de Trump y responsable del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, creado expresamente para él.

En la portada, de rojo brillante, Musk está sentado sonriendo flanqueado por una bandera estadounidense y la bandera presidencial. La portada promociona un perfil de Musk escrito por Simon Shuster y Brian Bennett titulado "Dentro de la guerra de Elon Musk en Washington". "Hasta ahora, Musk no parece rendir cuentas a nadie excepto al presidente Trump, quien le dio a su benefactor de campaña un amplio mandato para alinear el gobierno con su agenda", escriben.

El presidente reaccionó el viernes con una broma mordaz: "¿La revista Time todavía está en el negocio? Ni siquiera lo sabía". Musk, por su parte, escribió en su plataforma X: "Amo a @realDonaldTrump tanto como un hombre heterosexual puede amar a otro hombre".

David Smith, cronista de The Guardian, opina que "al final chocarán": "El romance puede desvanecerse, pero los dos megalómanos aún podrían transformar Estados Unidos mientras perduren los volubles afectos de Trump". En su columna menciona el gusto compartido por la disrupción, la ruptura de las reglas y la provocación a los liberales. "La convergencia del hombre más poderoso del mundo y el hombre más rico del mundo supone un doble problema para la democracia a ojos de los críticos. ¿Puede perdurar el romance ? La historia reciente está llena de ejemplos de acólitos de Trump que amenazaron con robarle algo de protagonismo y pagaron el precio". Los más agoreros predijeron la desaparición de este eje Trump-Musk desde que comenzó y mantienen que, tarde o temprano, los dos gigantes chocarán. Otros, sin embargo, no lo ven igual. Bill Whalen, investigador del centro de estudios Hoover Institution de la Universidad de Stanford en California, piensa que lo evidente es que Donald Trump siempre ha admirado la riqueza y que solo hay un puñado de personas en el planeta a las que puede ver en esa misma dirección. "Musk es una de ellas".