Chicago
Pasiones y desventuras de un clan balcánico
Los Serbia-Yugoslavia. El convulso ambiente político propició numerosos vaivenes en el reinado de esta dinastía marcada por las conspiraciones, los asesinatos y el exilio de Pedro II, que vivió en un hotel de Londres y nunca volvería a Belgrado
Serbia se la disputaron durante el siglo XIX dos dinastías: Obrenovich y Karageorgevich. Jorge Karageorgevich, alzado contra el Imperio Otomano, fue proclamado príncipe de Serbia en 1811. Poco le duró la dicha. Los turcos volvieron a ocupar Belgrado dos años después. En 1817 Milos Obrenovich fue reconocido príncipe de Serbia. Le sucedió su hijo Miguel en 1839, echado del trono por Alejandro Karageorgevich en 1842. Tras 17 años de reinado fue depuesto por Milos y tras la muerte de éste, por Miguel de nuevo. Éste fue asesinado en su jardín en 1868. Le sucedió su primo Milano IV Obrenovich que, en 1882, se convirtió en el rey Milano I de Serbia con el apoyo del Congreso de Berlín.
Abdicó forzado por Rusia y en 1889 le sucedió, mediante una regencia, su hijo Alejandro I, asesinado con su mujer en 1903. La dinastía rival subió al trono con Pedro I –hijo de Alejandro Karageorgevich–, que democratizó el país y constituyó con Bulgaria, Montenegro y Grecia una Liga que peleó contra el Imperio Otomano (1912-1913) y luego –aliado con Turquía, Montenegro, Grecia y Rumanía– contra Bulgaria en el verano de 1913. Ese año, mediante los tratados de Londres y Bucarest, Turquía perdió sus territorios europeos y Serbia triplicó el suyo y su población a expensas de parte de Macedonia y Kosovo.
De parto en la habitación 213
El bosnio Gavrilo Princip asesinó al archiduque Francisco Fernando de Austria y a su mujer, la duquesa de Hohenberg, causando el estallido de la Primera Guerra Mundial. Tras la contienda se formó el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, transformado en Yugoslavia en 1929. Debido a la renuncia del excéntrico Jorge, primogénito varón de Pedro I, su segundo hijo, Alejandro I Karageorgevich, fue –al morir Pedro I en 1921– monarca de un reino que incluía Croacia, Dalmacia, Montenegro, Serbia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina y parte de Macedonia, asumiendo desde 1929 el título de rey de Yugoslavia. Se distinguió en la Gran Guerra, casó con María de Rumanía y, para unificar el país, acumuló poderes dictatoriales primando a los serbios. No gustó a todos y en 1934 fue asesinado en Marsella por un revolucionario búlgaro partidario de la independencia de la Macedonia yugoslava y de Croacia. Su muerte y la del ministro francés de Exteriores Louis Barthou fue filmada en directo. Dejó tres hijos: Tomislav, Andrés y el mayor, Pedro II, convertido en rey a los 13 años, con un triunvirato de regentes, del que formaba parte su tío, el pro británico príncipe Pablo. En la Segunda Guerra Mundial Yugoslavia pactó con Alemania e Italia, pero Pablo temía la dominación rusa. Hitler invadió el país y la familia real huyó. Pedro II casó en Londres en 1944 con Alejandra, hija de Alejandro I de los Helenos. Su único hijo, Alejandro, educado en Suiza, Indiana, Escocia e Inglaterra, se formó en la Academia Militar de Sandhurst. Se licenció como capitán y se dedicó a los seguros y a la bolsa. En 1971, sin haber nunca abdicado, Pedro II murió tras un trasplante hepático. Alejandro le sucedió evitando tomar el título de rey.
A mediados de los noventa conocí en el ginebrino Hotel des Bergues a Thomas Foran, duque de Saint-Bar. Americano de origen irlandés, se sentía francés –vivía en Neuilly-sur-Seine– y era fiel a la memoria de Pedro II, de quien fue ayudante de campo a instancias de Churchill, y que le hizo duque en 1941. Sobre él escribió «Portrait d'un roi». La historia de ese monarca fue, sin embargo, bien triste. Basta leer la autobiografía de su esposa, «Por el amor de un rey», para darnos cuenta del calvario de ambas vidas, el alcoholismo del rey, sus problemas económicos y su separación.
En noviembre de 1945 la monarquía fue abolida. Pedro II y Alejandra vivían exiliados en el Hotel Claridge de Londres. Allí, en la habitación 213, nació ese año Alejandro. El heredero debía hacerlo en territorio yugoslavo y el rey había solicitado la extraterritorialidad temporal para ese lugar. Churchill la otorgó. Nunca volvieron a Belgrado. En 1995 ese hotel fue marco del cumpleaños del príncipe Alejandro. Asistieron Isabel II, los Reyes de España, Dinamarca y Suecia, jefes de las casas reales de Irán, Rumanía, Italia y Portugal y príncipes de Luxemburgo, Bélgica, Bulgaria, Orléans y Liechtenstein.
Alejandro casó primero cerca de Sevilla en 1972 con la princesa brasileña María da Gloria de Orléans Braganza, con quien tuvo al heredero Pedro, nacido en Chicago en 1980, y a los gemelos Felipe y Alejandro, nacidos dos años más tarde. Vivieron en Brasil y Chicago, él como bróker, ella como decoradora. Se separaron en 1983. Él se estableció el año siguiente en Londres, casándose en 1985 con la griega Katherine Batis, divorciada y con dos hijos, actuando como padrino Constantino II de los Helenos. María da Gloria casó luego con el español duque de Segorbe, con quien ha tenido dos hijas.
El príncipe Pedro ha estudiado Arte y Diseño en Estados Unidos, Inglaterra, Barcelona y Sevilla. Podría ser la esperanza serbia de ese país desmembrado en los noventa, dominado sucesivamente por Austria-Hungría, el Imperio Otomano y el comunismo y que de Yugoslavia pasó a ser Croacia, Macedonia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina y, naturalmente, Serbia.
ALEJANDRO DE YUGOSLAVIA Y SU ACTUAL ESPOSA
Hijo de Pedro II, Alejandro se casó en primeras nupcias con la brasileña María da Gloria de Orléans Braganza, de quien se divorció en 1983. Dos años más tarde contrajo matrimonio con Katherine Batis
PEDRO, EL FUTURO DE LA DINASTÍA
Fruto del primer matrimonio de su padre Alejandro de Yugoslavia con la princesa María da Gloria, el heredero del linaje ha estudiado Arte y Diseño en distintos países, como EE UU, Inglaterra y España
ALEJANDRO I, EL PRIMER ASESINATO «EN DIRECTO»
Tras la muerte de su padre, Pedro I, se convirtió en rey de Yugoslavia. Su asesinato en 1934, durante una visita oficial a Marsella, fue el primero registrado por las cámaras (por entonces de cine)
Un patrimonio sin grandes fastos
Cerca de Belgrado, en Dedinje, se alzan el Palacio Real engrandecido por el rey Alejandro I y la reina María, y el Palacio Blanco, encargado por el citado monarca como residencia para sus tres hijos, Pedro, Tomislav y Andrés. La Familia Real de Serbia reside hoy en los palacios de Belgrado, el Viejo y el Nuevo, y en los palacios de Dedinje, es decir el Palacio Real y el Palacio Blanco. Antiguamente tenían su casa de verano en Bled y el palacio de Topola, construido por Pedro I, todas ellas buenas mansiones pero alejadas del esplendor de otras casas reales.
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