Aniversario
Tacha, la «beauty hunter» en busca del elixir de belleza
Numerosos vips confían su deseada eterna juventud a Natalia de la Vega
Natalia de la Vega es la «beauty hunter» del momento. Es decir, una profesional que recorre el mundo de punta a punta en busca de los mejores tratamientos. Descubre, testa, prueba in situ y consigue adelantarse a las tendencias cosméticas y a la tecnología aplicada a la belleza y al bienestar. Esta misma semana reunió a algunas de sus clientas más famosas, como Maribel Verdú, Natalia Verbeke y Malú, para celebrar el 30 aniversario de Tacha Beauty, su imperio de belleza. La fiesta, celebrada en U Zalacaín, en La Finca de Pozuelo de Alarcón (Madrid), volvió a demostrar el excepcional poder de convocatoria de esta mujer. También LA RAZÓN estuvo con ella y hay que admitir que gana aún más en las distancias cortas. Su imagen, siempre impecable, transmite empatía y energía. Su libro «Belleza invisible» es ya el vademécum de la materia, indispensable para los anhelos estéticos de las famosas. Pionera en la filosofía holística que impregna hoy el mundo del cuidado corporal y espiritual, sus éxitos han recorrido el país como reguero de pólvora.
Esta madrileña de 1963 nos cuenta que la muerte de su bebé Gonzalo, de 9 meses, provocó un inapelable cambio en su vida. Dejó su rutinario trabajo y abrió en 1994 su primer centro en El Plantío, Tacha Beauty, incorporando por primera vez en España los conceptos de salud, belleza y bienestar para cabello, cara, cuerpo, alma y espíritu. Su experiencia con miles de mujeres asentó en ella la firme convicción de que la belleza interior está pegada con «loctite» a la exterior y que el amor y la aceptación de una misma «desinflama» nuestro interior y cataliza nuestra energía, haciendo que podamos mostrar siempre nuestra mejor versión.
Y Tacha Beauty fue convirtiéndose en un secreto difícilmente guardado para una legión de guapas anónimas, más guapas y felices gracias a sus novedosos tratamientos integrales. El espaldarazo definitivo fue el aterrizaje de Maribel Verdú, declarada enemiga del paso del tiempo, que, asombrada por los resultados, desparramó la fama de Natalia entre el famoseo nacional, facilitándole la información imprescindible para montar Tacha Marbella en el hotel Meliá Don Pepe, que añade a los tratamientos de vanguardia el glamour de la costa del Sol. Ya en Tacha Ochandiano, el pijerío local la había encumbrado al Walhalla, ascendiendo al Olimpo cuando fundó Tacha Castellana, con un aire más urbano y sofisticado.
Verdú hizo efecto llamada para el famoseo nacional, pero su mejor publicidad la ofrecen mujeres ricas o famosas que han conseguido su mejor versión a cualquier edad sin artificiosidad. Natalia ha popularizado en España métodos empleados en las mejores clínicas estéticas del mundo, como las de California y Miami. Paula Echevarría, Blanca Suárez, Elsa Pataky, Hiba Abuk, Rossy de Palma, Chenoa, Edurne, Malú, Niña Pastori… Todas han dejado de «tener edad» de un modo natural. También hombres como David Bisbal o El Cordobés buscan el auxilio de sus tratamientos.
Poco le falta a Natalia para ser la máxima referente mundial. Si se entera de la existencia de un láser verde que reduce 10 cm de grasa en media hora disponible en Honolulu, allá la tenemos de inmediato. ¿Una elastina que brota entre la lava del Krakatoa? No se le escapará. Tampoco el remodelaje de Martine de Richeville o las técnicas de la gran gurú Nigma Talib, que le sugirió Penélope Cruz. Se presenta urgente si la reclama una estrella de Hollywood a deshora y se deja «secuestrar» todo un fin de semana por unas multimillonarias árabes que necesitan sus cuidados. Siempre fiel a sí misma y manteniendo discreción absoluta, anonimato, eficacia, eficiencia y efectividad.
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