Isabel Sanchís y Paula Maiques reciben a LA RAZÓN en su vestuario de IFEMA poco antes de presentar su nueva colección. Su firma está más que consolidada y es una de las grandes entre los nombres más relevantes de la moda patria, pero ambas diseñadoras reconocen que se siguen poniendo nerviosas ante un desfile.

“Estamos nerviosas y tenemos miedo. Reconozco que me importa lo que dicen de mí, la crítica, y la acepto siempre, porque me gusta mejorar”, dice a este diario la propia Sanchís mientras ultima los detalles de las piezas que están a punto de salir a la pasarela.

Se trata de una colección inspirada en la escultura, femenina y poderosa, con siluetas de volúmenes puros y geométricos. Aparecen flores, corbatas y lazos con efecto trepanado sobre mini vestidos, abrigos y vestidos más imponentes que juegan con plisados realizados con tejidos que simulan un jarrón de cerámica.

Han creado una colección con una renovación del tuxedo, símbolo del estilo más puro. Aparecen toques de lencería en algunas prendas que aportan un detalle femenino junto con lazos.

Sobre el colorido, aunque el blanco y el negro son predominantes en la colección, han jugado con tonalidades suaves, ligeras y románticas como los tonos lilas, morados y amarillos.

En definitiva, es una colección donde se realza el trabajo artesanal combinado con nuevas técnicas como el micro plisado solei hecho a mano y vestidos envolventes para crear piezas especiales, una colección donde la excelencia se muestran en cada prenda confeccionada con mimo por manos expertas.

En este sentido, llaman la atención los tirantes de algunos vestidos elaborados con resina. La idea inicial era utilizar metal, pero el material molestaba a las modelos e irritaba sus hombros. Isabel Sanchís hace la ropa para que se use, aunando como pocos saben diseño, creatividad y funcionalidad. “Nosotras nos probamos prácticamente todo lo que hacemos, y te tienes que sentir bien con esa prensa. Tiene que ser cómoda, útil”, dice Paula Maiques. Más pragmática es su madre, la que da nombre a la firma: “Y tenemos que vender y mantener un taller. Para poder hacer una colección así, hay que vender”.

Ventas no le van a faltar en los próximos días. Tal y como ellas mismas relatan a este periódico, sus teléfonos no han parado de sonar desde que Alejandra Silva, la esposa de Richard Gere, lució uno de sus diseños sobre la alfombra roja del Festival de Cine de Venecia. Un vestido blanco de seda, con escote asimétrico y abertura central con el que “estaba espectacular”. Una improvisada embajadora que ha supuesto toda una revolución para la marca.

“Fue genial verla con nuestro vestido y ha sido un poco locura desde entonces. La verdad es que estaba guapísima. A nosotras nos ha lanzado, así que estamos encantadas. Hemos salido en todos los periódicos y revistas internacionales. Estamos muy felices de haberla vestido”, cuentan emocionadas madre e hija.

Un tándem perfecto

Por más que muchos digan que mezclar los negocios con la familia no es buena idea, Sanchís y Maiques son la excepción a la norma y han demostrado ser un tándem perfecto en lo que a gestionar su firma se refiere.

Isabel presume con orgullo de Paula y de lo bien que trabajan juntas: “Mi hija es fuerte, trabajadora, tiene gusto. Es mejor que yo porque está muy preparada”. Con modestia, ella le responde: “Tú tienes muchos años de experiencia, y eso no hay carrera que lo supere”.