Vida
El sombrío momento de Rafael Amargo: prisión, adicciones y líos de familia
Ingresa en Soto del Real por saltarse las medidas cautelares y por riesgo de fuga
Las luces y las sombras se suelen alternar en la vida de los artistas. Es el caso de Rafael Amargo, el gran «bailaor» rupturista e innovador, que ahora se encuentra en la tesitura de sortear un momento oscuro. La Audiencia Provincial de Madrid ha ordenado el ingreso en prisión por quebrantar en varias ocasiones las medidas cautelares y por considerar que existía riesgo de fuga en el marco de su enjuiciamiento por presunto tráfico de drogas, una actividad que desarrollaba en su anterior piso del barrio de Malasaña. Además, en marzo fue detenido en Alicante, pero después se decretó la libertad provisional. En concreto, se le acusa a él, a su mujer y a un socio de adquirir sustancias ilegales para su propio consumo y para comercializarlas. Otro socio acudía a su piso a entregarle el dinero de la venta de las drogas.
A su entrada en la cárcel de Soto del Real, donde pasará al menos este fin de semana, se suma tener que lidiar con el peso de las adicciones, que le causan otros problemas de salud. Y también tiene que afrontar la enfermedad de su padre, que padece cáncer. Tal como ha relatado su abogado a LA RAZÓN, que el juez dictara un auto de prisión preventiva ha sido algo inesperado y duro para el artista.
«Han pagado justos por pecadores», sostiene Jaime Caballero, que presentará un recurso de súplica para intentar que su representado salga de la cárcel cuanto antes porque su reclusión no hace más que empeorar su situación, señala. El letrado explica que las medidas adoptadas por el juez se justifican en que Amargo no ha cumplido «de forma escrupulosa con la obligación de firmar quincenalmente». Para justificarlo, presentaron una serie de informes médicos que daban cuenta de los problemas de salud que le impedían acudir. Sin embargo, el tribunal los consideró insuficientes, por lo que dio 15 días al «bailaor» para que presentara un informe psiquiátrico que avalara los trastornos. «No los presentamos», explica Caballero. Según relata, para realizar un informe más acabado, se necesitan cuatro o cinco sesiones y visitas al psiquiatra con una periodicidad, al menos, semanal, con lo cual, el tiempo dado era insuficiente. Por otra parte, el coste de cada cita es de unos 250 euros. Y la situación que afronta actualmente el artista no le permite asumir esos costes tan elevados.
Amargo era consciente de que se podía ordenar su ingreso en prisión, pero pensaba que se aplicarían otras medidas. Sobre el posible riesgo de fuga que habría motivado esta decisión judicial, el abogado la descarta porque carece de pasaporte desde hace tres años. «Creíamos que el juez dictaría alguna medida de menor dureza», como una pulsera de localización o detención domiciliaria.
¿A qué se debe, pues, la dureza de la decisión judicial? Desde el punto de vista de Caballero, es muy probable que sea por lo que ha calificado como «hartazgo del tribunal». Y no lo atribuye a la actuación de su cliente, sino a la del otro acusado, que ha incurrido en numerosos incumplimientos dilatando la celebración del juicio. De hecho, aseguró, ni siquiera se presentó en la última vista. Ahora, el juicio está fechado para abril de 2024, después de que se haya tenido que aplazar en numerosas ocasiones porque el otro investigado ha renunciado hasta en cinco momentos distintos a los abogados de oficio. Según su defensor, Amargo ha tenido que pagar las consecuencias con un auto ejemplarizante.
Pero ahora está centrado en intentar que salga de la cárcel. En su recurso de súplica, Caballero dará cuenta de los problemas de salud que aquejan al «bailaor», reconocidos por el informe del propio forense judicial, según sostiene: sus adicciones a sustancias estupefacientes derivan en otros problemas de tipo psiquiátrico, como fobias a los espacios abiertos.
A los reveses en los tribunales y a los trastornos en su propia salud, se suma el difícil momento familiar y todo ello está llevando al límite al artista. No son momentos fáciles para Amargo y «su ingreso en prisión no le ayuda, empeora su situación», asegura el abogado. Solo resta esperar y ver si el lunes el juzgado acoge los argumentos que se presenten en el recurso de súplica y si le permite abandonar la cárcel de Soto del Real.
La enfermedad de su padre y fobia a la calle
La familia de Rafael Amargo no atraviesa un buen momento. Debido a la adicción que padece por el consumo de sustancias estupefacientes, presenta algunos trastornos que, según sostiene su abogado, le han impedido cumplir escrupulosamente con la obligación de firmar cada 15 días. «A veces es incapaz de salir a la calle», asegura, aunque no lo han podido acreditar con informes psiquiátricos más específicos debido a su coste. Pero lo que más está afectando al artista es el estado de salud de su padre, que padece cáncer, una situación que también afecta negativamente a su estado de ánimo.
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