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Polémica

El exilio voluntario de Genoveva Casanova

Recluida en San Sebastián, la mexicana trata de huir del foco mediático tras la publicación de unas imágenes que la vinculan con el príncipe Federico de Dinamarca

Genoveva Casanova EUROPAPRESS

La primera vez que Genoveva Casanova tuvo un encuentro con la Prensa tras su recuperación del infarto pulmonar fue hace un mes. Esa mañana era la imagen de una firma de electrodomésticos y cocinó unas brochetas para los convocados. Y se explayó en el apartado amoroso. «Llevo ocho años soltera y ya tengo ganas de encontrar a una persona y que nos queramos de verdad. Y eso me cuesta mucho creérmelo». Efectivamente sus relaciones no han sido para toda la vida. Después del padre de sus hijos, Cayetano Martínez de Irujo, apareció el cantante Luis Miguel. Acudieron en su avión privado a una boda en Tenerife. Hubo imágenes de Genoveva, pero no juntos. Mas tarde apareció Gonzalo Vargas Llosa con el que mantuvo un noviazgo de tres años y, a continuación, fue público su historia amorosa con el ex ministro de Justicia, José María Michavila.

Hasta el día de la presentación de la empresa de electrodomésticos, la ex mujer de Cayetano Martínez de Irujo había elegido una vida tranquila, tras el susto que supuso su reciente problema de salud. Permaneció ingresada durante varias semanas y solo su entorno más íntimo sabían del problema que la aquejaba. Ya recuperada fue ella la que explicaba la cronología de lo que había sucedido.

Siempre ha mantenido una relación cordial con los periodistas e incluso en circunstancias complicadas como fue su divorcio, aparecía públicamente en fiestas y eventos sociales. Respondía en los «photocalls» sin entrar en jardines de los que podía resultar difícil salir. Así funcionaba antes del tsunami informativo que supuso la portada de «Lecturas». En el reportaje aparecía con Federico de Dinamarca, el heredero de la corona de ese país, entrando en su casa del barrio de Los Jerónimos.

Genoveva Casanova en DinamarcaInstagram

Genoveva Casanova me aseguraba que solo existía entre ellos una relación de amistad. A través de una llamada telefónica me explicaba: «Quiero dejar bien claro que no tengo relación alguna con él, como se está dejando caer. Somos amigos y las fotos no demuestran nada. Salvo para quien quiera tergiversar las imágenes y ver donde no hay. Tenemos amigos comunes y yo no voy contando quiénes son mis amistades». De esta manera aclaraba la historia que podía haberse cerrado, pero no fue así. Un comunicado a través de su abogado enviado a la revista donde se exigía rectificación echaba más leña a la historia. La repercusión mediática resultaba ya imparable tanto dentro como fuera de España.

La tensión de Mary Donaldson

En esos días, los Reyes Felipe y Letizia se encontraban de viaje oficial en Copenhague. En circunstancias diferentes la cobertura habría sido mucho menor y, por supuesto, no se habría analizado con lupa el lenguaje corporal del príncipe Federico y su esposa, Mary Donaldson. No hacía falta ser experto para observar la tensión en la cara de la consorte en algunos de los momentos públicos. La prensa danesa también se hacía eco y preguntaba a los periodistas españoles quién era Genoveva Casanova. Hasta aquí la historia resumida de lo que ha supuesto para la que fuera la nuera más querida de la duquesa de Alba. También en el grupo de supuestas amistades del llamado «grupo Pereza». Así las bautizó la prensa ya que utilizaban a menudo esa palabra cuando acudían a actos sociales. Los que la conocen bien dicen que se toma con humor el tema de la envidia y que hace suyo el refrán: «No tenerla, ni temerla».

Pero ahora las críticas se han hecho más potentes por la amistad (o lo que sea) con el príncipe danés, que no ha cambiado ni una coma de su vida pública tras su viaje secreto a Madrid del que no se sabe en qué fecha comenzó. Y menos aún las razones de esta visita tan intempestiva. Como heredero, hombre casado y por seguridad, el viaje a Madrid resultaba como poco «raro, raro, raro», que diría el añorado doctor Iglesias Puga. Y, además, en el caso de que la relación fuera cierta, quien tendría que dar explicaciones como hombre casado sería el heredero.

Hay interpretaciones para todos los gustos y a quien realmente esta afectando es a ella, que decidió poner tierra de por medio. Se dijo que podía haber elegido México para cobijarse con su familia. También que su destino era la finca «Las Arroyuelas» en Carmona, propiedad del conde de Salvatierra e incluso Londres, donde viven sus hijos. Sin embargo, esta semana «¡Hola!» publicaba que se había recluido en el palacio Arbaizenea en San Sebastián, propiedad de Cayetano Martínez de Irujo. Allí se mantiene aún hoy aislada.