Hoy habría cumplido 69
El dramático adiós de Carmina Ordóñez
Meses antes de morir, Carmina Ordóñez ya intuía que el adiós estaba muy cerca. Hoy habría cumplido 69 años.
Tenía 49 años y confesó que no iba a llegar a los cincuenta. Y el presagio se cumplió. Carmen Ordóñez falleció el 23 de julio del 2004 y su esperanza de superar el medio siglo fue una quimera.
Hoy viernes habría celebrado su sesenta y nueve cumpleaños. Recuerdo sus fiestas en fechas como esta, lo mucho que disfrutaba rodeada de familiares y amigos, era una mujer que amaba a la gente, a los placeres que le brindaba la vida, y por encima de todo se mostraba generosa con los demás.
Quizá fue esto último lo que le condujo a ciertas malas compañías, que se aprovechaban de esa generosidad y la animaban a participar en festejos nada deseados. En el fondo, desde la muerte de sus padres, el torero Antonio Ordóñez y Carmen Dominguín, sentía un vacío interior imposible de llenar. Y se evadía de la tragedia con remedios a veces equivocados.
El amor le fue esquivo. Los cuatro grandes hombres de su vida, Francisco Rivera “Paquirri”,, Antonio Arribas, Julián Contreras y Ernesto Neyra, fueron apartándose de Carmina, quien al final de sus días había olvidado los sentimientos amorosos.
Si todavía siguiera viva, el distanciamiento entre sus tres hijos no se habría producido. Ella era toda una madraza, a su manera, si, pero lo era. Hoy sufriría muchísimo si viera que Julián no se habla con Fran y Cayetano, o que estos dos últimos también tienen sus diferencias.
Falleció en su domicilio madrileño, según se dijo, a causa de un infarto mientras se encontraba en la bañera. Tras ser incinerada sus cenizas se esparcieron entre la aldea de El Rocío y la ciudad marroquí de Tánger, dos de los lugares que más marcaron su existencia.
En la localidad andaluza disfrutó de las fiestas más sonadas y del fervor más absoluto hacia su Virgen, mientras que en Marruecos pasó algunos de los mejores años de su vida cuando estaba casada con Contreras.
Hasta el día de su muerte mantuvo un fuerte enfrentamiento con Isabel Pantoja, la que fuera segunda esposa de Paquirri, por discrepancias en el reparto de la herencia del torero. Carmina siempre mantuvo que la tonadillera se llevó más de lo que supuestamente le correspondía. Entre los artículos que se disputaban estaba el traje de luces con el que Paquirri había tomado la alternativa y numerosos objetos personales que correspondían a sus dos hijos mayores, y que no le fueron entregados a pesar de las demandas interpuestas.
Estamos ante una mujer con una doble personalidad, por un lado, valiente, aguerrida, segura de sí misma y con una entereza digna de ejemplo, por el otro, débil, insegura, amargada y presa de los nervios. Al final perdió la segunda. Se le fue la vida, aunque parezca una paradoja, de tanto usarla.
✕
Accede a tu cuenta para comentar