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Conchita: «Tengo que aprender a pasar de todo»

Conchita: «Tengo que aprender a pasar de todo» larazon

–«Esto era». Por fin el disco que quería hacer...

–Sí, quería hacer un disco sin escuchar a nadie. Si confías en lo que haces, hazlo sola. Lo tengo claro.

–¿Y qué más tiene claro?

–Que el primer mandamiento es hacer lo que tú quieras hacer.

–Dicen que es una compositora de voz libre. ¿En qué manifestación está?

–Estoy contra los recortes, contra la nueva Ley del Aborto...

–Es una cantante, añaden, de sentimientos puros. ¿Qué los puede contaminar?

–No, desde luego, la pasta gansa. No quisiera que me contagiasen los cabreos que ahora abundan: de ellos nacen canciones oscuras.

–Una mujer repleta de virtudes. Hábleme mal de usted, por favor.

–Me como la cabeza demasiado, y por eso duermo fatal. Soy demasiado sentimental. Tengo que aprender a pasar de todo.

–Canta «Tú». Repite «nadie como tú». ¿A qué político se lo diría?

–A todos. Son únicos en el mal sentido de la palabra. No entiendo ese rollo de la eterna discusión con el adversario. No paran.

–«Soplé». ¿Qué sopla?

–Velas de cumpleaños, globos... Pero no soy una soplona.

–«Roto». ¿Qué le gustaría romper?

–Barreras, prejuicios. He roto con mi discográfica para ser libre: año y medio peleando. Una pesadez.

–«Tralará». ¿Dice tralará cuando quiere decir...?

–Qué jodidamente increíble es quererte.

–Perdone, pero yo...

–Tranquilo. Se lo digo a mi pareja.

–«Yin-yang». El cielo y el infierno. Usted querrá ir al cielo...

–Ya sabe: las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes. Prefiero ir a todas partes.

–«No hay manera». ¿Qué no tiene solución?

–La muerte. Todo lo demás tiene solución.

–«Lo que tú no sabes». ¿Las infidelidades se cuentan o no se cuentan?

–No se cuentan. Pero yo creo en la fidelidad. O fidelidad o adiós.

–Adiós.