MBFW Madrid
“Cumbre” fashionista de ministros en la Semana de la Moda
Carmen Calvo e Irene Montero mostraron sus diferencias y apenas se saludaron
Nunca en la historia de MBFWM se había visto tanta presencia política como en el desfile de Ulises Mérida. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo; la ministra de Igualdad, Irene Montero; el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; la presidenta del Senado, Pilar Llop, y el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero (relegado a la segunda fila) se han dejado ver esta tarde en el pabellón 14 de Ifema.
La visita estaba más que justificada por la colaboración que el diseñador hacía con APRAMP (Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituta). Mérida ponía el diseño y ellas la confección de unas prendas creadas gracias a telas y pieles donadas por empresas como Mirto, El Corte Inglés y la catalana Luppo Barcelona.
Momentos antes de iniciar el desfile, la propia Montero hacía referencia a la importancia de esta asociación e incidía en la situación de estas mujeres, unas ideas que en muchos casos le han hecho chocar con su compañera en el Consejo de Ministro, la vicepresidenta Calvo. De hecho ha sido mínimo el contacto que han tenido: tras su llegada a la pasarela, cada una se ha mantenido a una distancia más grande que el metro y medio aconsejado, no han intercambiado palabras y, tras finalizar la presentación, Calvo se ha marchado al “Kissing Room”, donde ha podido departir con las costureras y el diseñador, mientras de Montero se quedaba abandonada por sus compañeros del Consejo de Ministros (tampoco Marlaska se ha acercado a ella, él acompañaba en todo momento a Calvo).
Ha sido en ese momento cuando este periódico ha podido compartir las primeras impresiones de la titular de Igualdad: “Es la primera vez que asisto a un desfile y me ha gustado por todo lo que significa. No tengo el gusto de conocer al diseñador, pero espero poder hablar con él y con las mujeres que han participado en esta iniciativa”. Unos minutos más tarde, aunque reacia en principio a hacerse la foto en el photocall (“Yo solo quiero estar con ellas, no necesito la foto”, decía) posaba con el equipo, con el que se mostraba muy cariñosa e, incluso, una de las mujeres se atrevía a agarrar del brazo a Montero.
Y si el Gobierno de coalición no coincidía casi en el espacio, tampoco lo hacían en el look. Calvo, más aficionada a la moda que la ministra de Podemos, acudía con uno de los diseños de Mérida en colaboración con APRAMP en un claro guiño a esta iniciativa y ponía así en evidencia a su compañera en el Gobierno, que con un top desgastado (asomaba alguna pelotilla) un pantalón ancho, botines y bolso, parecía haber decidido no ser una esclava de las tendencias.
El que también optaba por mantenerse al margen de cualquier tendencia era Marlaska, que confiaba en el azul marino para todo su look. El problema al posar delante de las cámaras fueron en este caso sus mangas, que necesitaban la intervención de un sastre aunque quizás ahora mismo el de Interior tiene otras preocupaciones en mente que se pintan en verde guardia civil.
El día en tendencias
Dejando de lado el desfile de Mérida, hoy se presentaban también otros diseñadores, como Isabel Sanchís, que pintaba la pasarela en blanco y negro con unas trabajadas siluetas de noche, confeccionadas en lujosos tejidos de seda y rafia e, incluso, silicona. Juan Carlos Mesa, por su parte, tenía la agenda ocupada todo el día: comenzaba la jornada con su desfile como director creativo de Ángel Schlesser, donde nos presentan su idea del minimalismo en colores muy amables como rojos, amarillos, azules, rosas y verdes.
Destacaba su uso del acolchado así como su casting, en el que figuraban desde la deportista Ruth Beitia a la periodista Francine Gálvez o la actriz Cayetana Guillén Cuervo. Con ellas se quería rendir un homenaje al famoso lema de L’Oréal Paris, “porque yo lo valgo”, que cumple 50 años en 2021. Por la tarde, Mesa cerraba con su firma homónima, donde nos invitaba a una rave noventera en la que no faltaban una novia con sudadera, lentejuelas con purpurina o una espectacular biker con mangas de kimono, locuras varias que nos dejaban con ganas de marcha.
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