Drogas
Sinead O’Connor y otros famosos que han tenido que desintoxicarse
La cantante irlandesa ha confesado que debe rehabilitarse. No es la única. Muchos personajes conocidos han pasado por este proceso antes
Pasa mucho. Lo de las celebridades con adicciones que arruinan carreras o a punto han estado. Y las teorías sobre el porqué son diversas. Hay quien asocia la fama a momentos de locura de absoluta, en los que uno pierde el norte y se cree bien rodeado cuando en realidad quienes sus presuntos amigos solo se acercan por interés y le llevan por el camino. También hay quien señala que es una cuestión de gestión de emociones. La fama cuesta y verse rodeado de lujo y camaradería de forma repentina –o paulatina, en función del caso– puede llevar al colapso mental. Es algo así como “me gusta que todo el mundo me quiera pero, oh, Dios mío, necesito paz y que me dejen vivir”. Y luego hay quien sostiene que no importa quién seas ni si te persiguen los paparazzi. La tendencia adictiva viene de serie por educación, carácter o comportamientos viciados alargados en el tiempo.
La cosa es que a nadie le importa lo alcohólico que seas si eres el vecino del quinto, pero ocuparás titulares a mansalva si tu nombre es conocido. Los comportamientos salidos de madre generan interés cuando quien los protagoniza tiene un nombre célebre. Y aunque no todos reconozcan públicamente sus problemas, la lista de personajes que lo han hecho es inmensa. Algunos se han confesado con el fin de concienciar a la juventud sobre los peligros de las drogas y otros, simplemente, porque les ha resultado terapéutico para lograr vencer sus miedos y vergüenzas. Repasamos algunos de los más sonados.
Sinead O’Connor
Ha sido la última en hablar abiertamente sobre el tema.La cantante irlandesa comunicaba ayer que se ha propuesto dejar atrás 30 años de adicciones, según dice, por una infinidad de traumas arrastrados del pasado. Ahora, ingresará en rehabilitación para desintoxicarse “tras seis años muy traumáticos”.
“Crecí con muchos traumas y abusos. Luego entré directamente en la industria musical y nunca aprendí realmente cómo hacer una vida normal”, asegura. Diagnosticada con trastorno bipolar desde hace más de 15 años, afirma que nunca se ha tomado el tiempo necesario para curar sus heridas porque, entre otras cosas, no estaba lista para hacerlo. “Si supierais los seis años que he tenido, sabríais de lo que estoy hablando. Os lo explicaré muy claramente en 2022”.
Bradley Cooper
El niño guapo de Hollywood, padre amoroso y actor consagrado, no siempre tuvo una imagen tan blanca. Cuando aún lo único que reteníamos era su cara y no su nombre, a comienzos del segundo milenio, grababa una serie con la ex de Ben Affleck, Jennifer Garner, y se vino arriba con el éxito. No suele extenderse mucho en declaraciones sobre asuntos personales, pero hasta en dos ocasiones ha reconocido que se le fue la mano.
En 2013 confesó a la revista GQ “estar limpio”, indicativo claro de que había dejado de consumir ciertas sustancias. Tres años más tarde, afirmó en un programa americano: “Si no hubiera cambiado mi vida no estaría aquí sentado. No habría sido capaz de tener las relaciones que ahora tengo y tampoco de cuidar a mi padre como lo hice cuando estaba enfermo”. Etapa superada. Aunque sigue soltero. Le sigue costando alargar las relaciones en el tiempo.
Robert Downey Jr
Cuentan en un documental producido por Marvel que nadie daba un dólar por él cuando la directora de casting de “Iron Man” lo propuso como protagonista de la serie. Que si estaba loca, que era un hombre muy problemático, que arrastraba demasiadas adicciones, que seguro que se había quedado tocado de aquello, que no había publicista en la faz de la tierra capaz de remontar su imagen… Apostaron y sobra relatar lo que sucedió después. Pero se entiende la reacción de los capos del proyecto. El ostracismo brutal al que fue sometido por su alcoholemia tras su primera ola de popularidad fue épico.Era, básicamente, un “montapollos” fuera de control.
De hecho, sus noches de farra y su agresividad desmedida acarrearon una condena a prisión de 16 meses y el ingreso obligatorio en una clínica de desintoxicación. Un año después, salió nuevo y lo quiso volver a intentar. “Todo cambió cuando me dije que no podía continuar así y pedí ayuda. Lo difícil no es superar este horrible problema, lo difícil es decidirse a hacerlo”, dijo en una ocasión. Tuvo suerte. Sus amigos y su mujer le ayudaron mucho, y alguien que le quería bien dentro de la industria confió en él.
Lana del Rey
En su caso, no fue la fama lo que le hizo enfermar. Sufrió la adicción cuando era una adolescente. Entonces se llamaba Lizzy Grant, tenía 13 años y se enamoró del alcohol. Así lo reconoció a la revista GQ en 2012: “Me mandaron a un internado por eso. Para conseguir que estuviera sobria. Bebía muchísimo, cada día, incluso sola. Me parecía algo cool. Mucho de lo que escribí en mi disco Born To Die trata sobre esos días salvajes".
"Cuando escribo sobre las cosas que he perdido, hablo sobre el alcohol, porque fue el primer amor de mi vida. Mis padres estaban preocupados, yo estaba preocupada. Sabía que era un problema cuando me gustaba mucho más de lo que le gusta a cualquier otra persona. Me decía a mí misma: "Estoy jodida. Totalmente jodida. Ha sido lo peor que me ha pasado”. Consiguió curarse a los 18 años y a los 20 firmó su primer contrato discográfico. Nueve álbumes después, es feliz.
Brad Pitt
Indiscutible belleza. Incontestable talento. E intratable cuando bebía. Que le pregunten a Angelina Jolie, que cuando le dio por tener hijos con él ya había pasado por mil adicciones: “He probado casi todas las sustancias conocidas en el mundo. Viví unos tiempos muy oscuros”. Desgraciadamente para ella, su pasión desbordante por Pitt tuvo un final infeliz. Se encontró con uno de los hombres más deseados del planeta, pero también con un marido que bebía demasiado y que cuando no se mostraba desagradable, era directamente un padre ausente.
Nadie quería verbalizarlo entonces porque era demasiado perfecto para que la maquinaria de Hollywood permitiera romper el juguete, pero pasado el tiempo, mucho tiempo, el propio actor lo reconoció. De eso hace solo tres años: “Tengo una bodega y me gusta mucho el vino. Y, la verdad, me podría beber a un ruso entero con su vodka, era muy bueno en eso. Pero decidí que no quería vivir más así. Lo reemplacé por zumo de arándanos y agua. ¡Tengo el tracto urinario más limpio de todo Los Ángeles!”, dijo a GQ. Y de ahí pasó incluso a bromear con el temita en alguna entrega de premios, sin vergüenza ni complejo alguno. Ahora anda peleándose con Jolie por la custodia de su ejército de niños. Pero ese es otro cantar.
Colin Farrell
La fama tampoco le sentó bien. Se le llegó a ir tanto la cabeza que incluso llegó a soltar en alguna entrevista que la heroína tomada con moderación podía ser una buena experiencia. Ahí es nada. Y le trajo los mismos que a otros: lo apartaron de la primera línea y su caché cayó en picado. Ni daba buena imagen porque sus juergas solían acabar en bronca ni era capaz de interpretar nada con un mínimo de dignidad. Se desintoxicó por fin en 2007 y diez años después, habló de ello con Ellen DeGeneres: “Cuando salí de la clínica de desintoxicación fue la noche que mi madre mejor durmió en 15 años”. Ahora le gusta mucho ir en bicicleta, practicar yoga y disfrutar de la naturaleza. Y, de vez en cuando, rueda algo.
Adele
En su caso, fue un problema de inseguridad. Muy perfeccionista y obsesionada con su imagen, superaba sus miedos bebiendo antes de subirse al escenario. Nada bueno podía salir de ese hábito. “Una vez me emborraché tanto que cuando tuve que salir se me olvidaron las letras de las canciones”, reconoció más tarde. Se desintoxicó en 2009, dicen que, entre otras cosas, porque las resacas comenzaron a afectar su voz. Dejó de beber, se operó las cuerdas vocales y comenzó a llevar una vida tan saludable que, a día de hoy, ha perdido 70 kilos.
Elton John
Las drogas llegaron siendo muy joven, dice que para perder la timidez. El problema es que consiguió perderla, pero con ella perdió también a sus amigos, a su familia e incluso a su madre. Todos se apartaron de él y la cosa fue a más. En 1975 casi pierde la vida por una sobredosis, pero hasta 1990 no puso en manos de los médicos para seguir un tratamiento y rehabilitarse. “He perdido una gran parte de mi vida en vano. Mi adicción me ha llevado a estar inmerso constantemente en mí mismo”, reconoció después.
✕
Accede a tu cuenta para comentar