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José Antonio Avilés se desahoga... a puñetazos
A saber en quién piensa cuando lanza los puños...
Hay que descargar adrenalina, expulsar toxinas y mantenerse en forma. Jose Antonio Aviles se lía a puñetazo limpio con su entrenador en el ring de un gimnasio cordobés al que se acaba de apuntar como alumnos de las clases de boxeo.
El mentirosillo se emplea a fondo, con poca técnica pero mucha “agresividad” en el tatami. A saber en quien piensa cuando lanza los puños, enemigos no le faltan. Muchos más que amigos. Méritos hizo para ello.
La redención no elimina los odios de quienes sufrieron sus “fechorías crematísticas”.
Aviles pretende hacer borrón y cuenta nueva. Arrepentimiento de un pasado convulso, adelgazamiento apreciable, cabellera trasplantada y psicoanálisis para ordenar su mente. En fin, que el nuevo Jose Antonio no quiere parecerse, ni física ni mentalmente al que fuera rey de la mentira audiovisual.
Pero al verle entrenar en el ring uno ve más a un Cantinflas del siglo XXI que a un emulo de Cassius Clay o Pedro Carrasco. A falta todavía de genio y figura, postureo.
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