Robert Moreno
Robert Moreno, bajo la sombra de Lopetegui
Puede ser el segundo seleccionador despedido por Rubiales antes de un gran torneo
La primera decisión que tomó Luis Rubiales como presidente de la Federación fue renovar a Julen Lopetegui. Los dos posaron felices durante el anuncio junto al entonces director deportivo, Fernando Hierro, y una camiseta con el número 2020, la fecha de finalización del contrato. Lopetegui sería seleccionador hasta que finalizara la Eurocopa.
Cuando terminó el Mundial, la imagen estaba rota y sólo Rubiales continuaba en la Federación. Julen fue despedido dos días antes del comienzo del campeonato tras un ataque de ira del presidente al anunciar su fichaje por el Real Madrid. Hierro, forzado a convertirse en el sustituto de Julen en el banquillo, dimitía después de no poder superar los octavos de final al caer con Rusia en los penaltis.
La escena puede repetirse en esta Eurocopa. Ya no están Hierro ni Lopetegui. Ahora los protagonistas son Molina y Robert Moreno. José Francisco Molina, portero del Atlético del doblete y del Dépor del "Centenariazo" terminó su carrera en el Levante. Allí, en su última temporada como profesional, coincidió con Rubiales, que años después decidió convertirlo en su hombre de confianza para el gobierno deportivo de la Federación.
Y en él ha dejado el presidente el peso de la decisión sobre la continuidad de Robert Moreno hasta la Eurocopa. "Aquí hay un departamento que lidera Molina y cuando termine la fase de clasificación me comentará, hablaremos y veremos qué se hace si es que hay que hacer algo", decía Rubiales sobre la renovación del seleccionador. Era una costumbre de Villar renovar a los seleccionadores después de clasificarse para la fase final de un gran torneo independientemente del resultado que se obtuviera después. Rubiales respetó la costumbre con Lopetegui, pero ahora parece dispuesto a romperla para crear una nueva tendencia, la de despedir a los seleccionadores antes de afrontar la fase final de un gran torneo. "Hay normas que se mantienen y otras que no", asume.
Sobre Molina pesa ahora la responsabilidad de decidir sobre el futuro de Robert Moreno. "Yo respaldo totalmente a Molina y sus ideas son las de la Federación. Nos queda un partido y después tenemos mucho tiempo para pensar, para reflexionar y ahí actuaremos y veremos lo que hacemos", asegura el presidente.
Las sorprendentes palabras de Rubiales llegaron de uno de los partidos más completos de la selección. No hay que perder la perspectiva y ser conscientes de que el enemigo era Malta, un rival débil al que lo lógico era golear. Pero un 7-0 sigue siendo un resultado poco habitual en el fútbol de élite. Después del mítico 12-1 del 83 España nunca había marcado más de cuatro goles a los malteses.
Por eso, Robert Moreno estaba muy satisfecho por el rendimiento de sus jugadores. Marcaron los debutantes y la selección siempre transmitió la idea de querer más, de no conformarse. "Parecía que estábamos repitiendo el famoso partido del 12-1, que nos faltaban goles para conseguir la clasificación. Era una de las cosas que nos hacía sentir más orgullosos en el banquillo. Marcábamos un gol y nada más sacar de centro íbamos a presionar y manteníamos la tensión en un partido en el que lo más fácil hubiera sido con 3-0 o 4-0 bajar los brazos y empezar a hacer que el balón circulase lento", explicaba el seleccionador. "Hemos metido siete y podíamos haber metido diez, porque ha habido tres ocasiones más muy muy muy claras. Eso es positivo, nos refuerza en el mensaje que les estamos lanzado. Antes del partido les hemos dicho 'no os dejéis llevar'", añadía el técnico. Y los jugadores les hicieron caso.
El partido contra Malta había llenado de certezas al cuerpo técnico de la selección. Moreno siempre ha hablado de la dificultad de hacer un equipo de una selección. Pero contra Malta fue lo más parecido a eso. Funcionaron todos y recuperaron la puntería que reclamaba el técnico antes del partido. Pedía gol y marcaron siete sin depender del acierto de un solo jugador, con siete goleadores diferentes.
"No voy a hablar de crear un equipo porque en una selección es muy difícil y ahora vamos a estar cuatro meses sin ver a los jugadores, pero lo que me dice la experiencia es que estos jugadores son muy buenos y aún pasando un mes desde que nos vemos una vez hasta la siguiente son capaces de acordarse de todo lo que les hemos pedido en anteriores concentraciones y de ejecutarlo. Los grandes jugadores tienen esa capacidad de que les dices las cosas y son capaces de hacerlas. Con otro nivel de jugadores tienes que entrenar, repetir y a ellos les haces cualquier apreciación y van al campo y son capaces de ejecutarla", reconoce el seleccionador.
Todo era felicidad hasta que apareció Rubiales para sembrar la duda. "Si alguien no quiere que esté en la Eurocopa será que no estoy haciendo bien mi trabajo", asume, resignado, el seleccionador
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