Familia
Queda prohibido ponerse de parto en fin de semana o fiestas de guardar
Dona Llum, la Asociación Catalana por un Parto Respetado, en colaboración con El Parto es Nuestro, denuncia la cantidad innecesaria de partos inducidos por fecha
Dona Llum, la Asociación Catalana por un Parto Respetado, en colaboración con El Parto es Nuestro desvela en un informe cómo apenas nacen niños en fin de semana y festivos porque se programan antes con los riesgos que esto conlleva.
La distribución de nacimientos según el día de la semana ya no es casual. Nacer durante la jornada laboral se ha convertido en lo más habitual a lo largo de las últimas tres décadas en Cataluña. Así lo demuestra un estudio elaborado por Dona Llum, la Asociación Catalana por un Parto Respetado, en colaboración con El Parto es Nuestro.
El informe Nacer en Horario Laboral en Cataluña constata un abuso de los nacimientos planificados –programados sin factores de tipo clínico– en los hospitales catalanes, tanto públicos como privados: el número de partos se incrementa en los días centrales de la semana y disminuye notablemente durante fines de semana y festivos.
"Esta situación es muy preocupante porque pone en riesgo la salud de madres y bebés. En cuanto a los nacimientos en Cataluña, hoy, losintereses de la salud se supeditan a razones de agenda y a la conveniencia logística de los hospitales", declara Marta Busquets, abogada y presidenta de Dona Llum.
La jornada laboral se ha acabado imponiendo a la fisiología natural del parto.
La cifra de nacimientos registrada en sábados y domingos es sensiblemente menor año tras año, mostrando una tendencia descendente desde 1985 hasta 2015, periodo que se ha analizado para elaborar este informe. La proporción debería seguir una distribución uniforme de probabilidad a lo largo de los siete días de la semana, un ritmo alterado por el exceso de partos planificados por decisión médica.
En 1985 había un reparto más equitativo de nacimientos a lo largo de los días de la semana, incluyendo sábados y domingos. La tendencia de desplazar la fecha de los nacimientos para que no tengan lugar en fin de semana es definitivamente más marcada en 2015. Así pues, cada vez es más improbable nacer en fin de semana en Cataluña.
Salas de parto "cerradas por vacaciones"por San Esteban en Cataluña, pero no en Madrid.
Esta alteración también se hace patente en el análisis anual, y es que los días en que se producen menos nacimientos están profundamente marcados por las festividades locales. A pesar de que el número de nacimientos se debería presentar uniforme a lo largo del año, los calendarios del estudio muestran claramente cómo los festivos en Cataluña, y los que también lo son en todo el Estado, registran muchos menos nacimientos. Fechas señaladas en Cataluña como el 1 y el 6 de enero, el 1 de mayo, el 24 de junio (San Juan), el 15 de agosto, el 11 de septiembre (la Diada), el 1 de noviembre y el 25 y el 26 de diciembre (San Esteban) son sólo algunos ejemplos.
La proliferación de las “inne-cesáreas”, todavía más alarmante de lunes a viernes.
Si las razones para practicar una cesárea fueran exclusivamente de tipo clínico, se debería producir el mismo número de estas intervenciones quirúrgicas en cualquier día de la semana y del año, ya que la salud no entiende de calendarios.
A partir del análisis de los datos proporcionados por el IDESCAT a Dona Llum sobre el tipo de parto (vaginal / cesárea) de 2008 a 2015, el informe Nacer en Horario Laboral en Catalunya muestra cómo los porcentajes de parto por cesárea varían según días de la semana, tipo de centro (público o privado) y lugar de residencia.
La probabilidad de ser sometida a una cesárea de lunes a viernes ronda el 32%, mientras que los fines de semana la probabilidad disminuye significativamente hasta el 22%. Esto sucede de la misma manera en los cuatro años estudiados: 2012-2015. Llama la atención que el miércoles es siempre el día en que más cesáreas se realizan.
"Estos hechos no tienen explicación desde un punto de vista centrado exclusivamente en la salud, sino que obedecen a dinámicas hospitalarias de tipo organizativo", afirma Busquets.
Sabemos que la tasa de cesáreas va directamente relacionada con la de inducciones, ya que la administración de oxitocina sintética en general puede propiciar que se requiera de esta cirugía, así como de partos instrumentales. Esto podría explicar por qué los fines de semana hay menos cesáreas, ya que los partos inducidos se programan entre semana y en horario laboral. Por otra parte, los festivos locales son claramente los días con menos cesáreas, principalmente, porque no se registran nacimientos.
Por otra parte, los centros privados tienen una tasa de cesáreas significativamente superior a la de los públicos. Mientras en 2010 era 8 puntos más alta –un 22% de cesáreas en la sanidad pública y un 30,5% a la privada–, en 2015 se llegó al 31,7%, casi 10 puntos por encima del porcentaje de 22,1% de los hospitales públicos.
Además, a pesar de ser ligera, hay una variación en el porcentaje de cesáreas según el lugar de residencia de la madre. Por ejemplo, mientras en Gerona un 25,7% de los partos son por cesárea, en Barcelona se llega a un alarmante 29,1%.
Estos altísimos porcentajes no cumplen con el máximo recomendado por la OMS del 15%. De acuerdo con el análisis realizado por Dona Llum, en Cataluña a lo largo de 2015 un total de 8.519 mujeres fueron sometidas a una cesárea sin un motivo médico que lo justificara, a pesar del aumento del riesgo de morbimortalidad materna e infantil que ello implica, entre muchas otras variables de salud pública a tener en cuenta.
La Organización Mundial de la Salud lleva décadas alertando países como España sobre los riesgos de programar partos, ya sea a través de una inducción o bien de una cesárea programada. Cataluña excede significativamente las tasas de partos inducidos y cesáreas programadas recomendadas por la OMS, y son las mujeres y sus bebés quienes asumen los riesgos físicos y psíquicosde la planificación de nacimientos por razones no médicas así como del abuso de la oxitocina sintética.
España sobrepasa las recomendaciones de la OMS en cuanto a inducciones, que establecen que éstas sólo pueden realizarse por motivos médicos específicos y ninguna región debería tener más de un 10%. Entidades estatales como El Parto se Nuestro advierten sobre este hecho: las inducciones en España, de acuerdo con los datos del Ministerio de Sanidad, se sitúan en el 19,4%. En Cataluña, según los datos recogidos por el estudio MidconBirth, el porcentaje es del 23,5%.
Cataluña registró un total de 69.333 nacimientos en 2015, de los que sabemos que el porcentaje de inducciones fue (como mínimo) del 23,5%. Del mismo modo conocemos que el porcentaje máximo de inducciones recomendado por la OMS es del 10%, una diferencia del 13,5% al alza. Así pues, los datos nos dicen que, en 2015, un mínimo de 5.913 mujeres embarazadas fueron inducidas sin motivo médico que lo justificara con el elevado riesgo que ello implica para ellas y sus bebés.
Hay que tener en cuenta que el porcentaje del 23,5% sólo incluye las mujeres embarazadas de riesgo bajo y medio. No incluye las de riesgo alto, categoría que engloba mujeres no sólo con diagnóstico de patología grave: es suficiente con tener una cesárea previa o una diabetes gestacional controlada. "Es preocupante que en Cataluña el porcentaje total de inducciones sólo para mujeres de riesgo bajo y medio sea más del doble de lo recomendado por la OMS para el total de mujeres, incluyendo las de alto riesgo", sostienen desde Dona Llum.
A raíz de este excesivo número de inducciones, el Ministerio de Sanidad se plantea la necesidad de investigar las causas con el objetivo de poder cumplir con las recomendaciones de la Estrategia de Atención al Parto Normal del Sistema Nacional de Salud.
¿Quién asume los riesgos?
Dona Llum se suma a El Parto se Nuestro en afirmar que son las mujeres y sus bebés quienes asumen los riesgos y las consecuencias de programar partos, así como del abuso de la oxitocina sintética y las cesáreas programadas, a menudo sin haber sido debidamente informadas ni haber dado el consentimiento a las intervenciones médicas mencionadas.
El precio que pagan es alto: bebés nacidos prematuramente, lesiones innecesarias en madres (físicas y psíquicas) y bebés (cortes de bisturí, luxaciones de hombro, problemas respiratorios, etc.), fracasos en la lactancia... son sólo algunos ejemplos.
El precio que pagan es alto. Los riesgos que una inducción médica implica para las madres son un mayor riesgo de hiperestimulación del útero, ruptura uterina, parto instrumental, cesárea y hemorragia postparto, además de una mayor probabilidad de dificultades con la lactancia materna, depresión y ansiedad postparto. Para los bebés, una inducción supone un mayor riesgo de sufrimiento fetal, hipoxia e ictericia neonatal.
Por lo que se refiere a los riesgos asociados a la cesárea, entre ellos se hallan un mayor riesgo de trombo, hemorragia, infección, lesiones en otros órganos, histerectomía e incluso muerte materna. Una cesárea también afecta la fertilidad a largo plazo –incluyendo riesgos como una mayor probabilidad de embarazo ectópico, placenta previa en futuras gestaciones, adherencias a la cicatriz... –, un mayor riesgo de muerte intrauterina inesperada y una mayor probabilidad de repetición de cesárea. Para los bebés, una cesárea conlleva un mayor riesgo de insuficiencia respiratoria, prematuridad iatrogénica y mayores dificultades con la lactancia. Además, la microbiota fetal se ve alterada, afectando al sistema inmunitario a corto y largo plazo, aumentando el riesgo de sufrir ciertas enfermedades en el futuro como la obesidad, el asma o la diabetes.
Un llamamiento a la reflexión conjunta de la sociedad.
Desde Dona Llum se hace un llamamiento a reflexionar sobre las razones que podrían explicar estas preocupantes tendencias: "nos preguntamos si cada vez hay más partos programados –inducidos y alterados– porque la atención va ligada a un/a obstetra en concreto que debe compatibilizar la atención a los partos con su tarea de consulta privada, a menudo fuera del hospital, y sus planes familiares y de ocio.
Además, los obstetras en la sanidad privada a menudo facturan según los partos que atienden. También en la sanidad privada las comadronas tienen menos presencia y menos autonomía en la atención al parto. Los protocolos en la sanidad privada suelen ser, en general, más restrictivos y menos actualizados."
De acuerdo con la junta de socias de Dona Llum, "la iniciativa de estudiar las condiciones obstétricas de las mujeres en nuestro territorio debería ser impulsada por los propios hospitales y administraciones públicas. No debería ser una responsabilidad de asociaciones de usuarias que, además, frecuentemente encuentran obstáculos como la recopilación deficiente de datos y la opacidad y falta de transparencia –precisamente, por parte de hospitales y administraciones públicas".
Informar y dar apoyo, la labor de Dona Llum
Ya hace un tiempo que la asociación alerta a las mujeres catalanas de las dificultades que supone que la fecha probable de parto sea cercana a un festivo, sobre todo como resultado de los numerosos testimonios y consultas que reciben en momentos señalados del calendario como las recientes festividades navideñas. En estos días, son más frecuentes las inducciones y las cesáreas en mujeres embarazadas sin diagnóstico de patología.
Fundada en 2006, Dona Llum es una entidad sin ánimo de lucro dedicada al voluntariado y formada mayoritariamente por mujeres unidas por el convencimiento de que madres y bebés deben recibir una atención digna y respetuosa durante el embarazo, el parto y el puerperio en Cataluña.
Comparativa entre Cataluña y la Comunidad de Madrid:
Las tablas de ambos informes muestran cómo la curva en la Comunidad de Madrid es más pronunciada, pero la tendencia es la misma. Una de las posibles razones es que, para el presente informe sobre Cataluña, se ha dispuesto de datos desde 1985, mientras que los datos de la Comunidad de Madrid recogen los nacimientos desde 1975, una década más.
Aparte de las fiestas nacionales compartidas, los datos ponen de manifiesto el marcado carácter local de los días durante los cuales no se producen nacimientos. A diferencia de los catalanes, los bebés madrileños no tienen problemas para nacer en días como el 24 de junio (San Juan), el 11 de septiembre (la Diada) o el 26 de diciembre (San Esteban). Del mismo modo, estos no nacen en días como el 2 de mayo (día de la Comunidad de Madrid), el 15 de mayo (San Isidro) o el 9 de noviembre (día de la Almudena), mientras que los bebés catalanes sí lo hacen.
En el informe Nacer en Horario Laboral de El Parto es Nuestro también se muestran tablas elaboradas para los casos de Estados Unidos, Reino Unido y Gales, Nueva Zelanda y Australia, donde se puede ver que el mismo patrón de menos nacimientos se repite en festivos locales.
Sin embargo, teniendo en cuenta que la evolución que muestran los datos para la Comunidad de Madrid y Cataluña es similar, es interesante consultar la misma tabla elaborada por El Parto es Nuestro en Madrid, ya que dispone de datos de diez años atrás (se inicia en 1975 en lugar de 1985). Llama la atención la diferencia entre 1975 en Madrid –cuando los nacimientos se repartían de manera uniforme a todos los días de la semana– y 1986 en Cataluña, donde ya se empieza a ver una tendencia excluyente de nacimientos en sábado y domingo. Las gráficas de 2010 en Madrid y 2015 en Cataluña confirman el proceso anterior.
De acuerdo con ello se podría deducir que el punto de inflexión a la hora de adaptar los nacimientos al horario laboral se produjo durante la explosión de natalidad de los años 70.
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