La columna de Carla de la Lá
Pedro Sánchez: Manual de postureo resistente
El Presidente que más se ha querido a sí mismo desde la transición.
Por un lado, interpreta su papel de elevadísimo moral acogiendo barcos de inmigrantes que nadie más deja atracar en sus puertos. Por el otro, viaja de acá para allá en el avión de la presidencia como Thomas Crown. Jajajajajjaja ¡No me digan! Le chifla viajar en el avioncito con su mascota y sus gafas oscuras.
La mejor descripción que he escuchado de Pedro Sánchez me la dio hace años una amiga: “es un guapo aleatorio, de recorte de prensa dentro de portarretrato de plata en muestrario de decoración”. Ya saben, un guapo sin rostro, pero, todo hay que decirlo, es el más apuesto de todos cuantos han habitado la Moncloa. ¡Menuda planta!, qué ojos, qué primeros planos de galán de teleserie latina (de donde, por si no lo saben, siempre salen los mejores galanes).
Bienvenidos, como cada sábado a este templo de la estética del contemporáneo que es mi columna, queridos lectores. Hoy, le toca el turno a nuestro agraciado presidente, de rabiosa actualidad tras salir a la venta en Amazon su Manual de postureo (o de buenismo, como ustedes prefieran).
Tras la moción de censura los medios internacionales más prestigiosos lo apodaron Mr. Handsome, el Cary Grant español... Elle NY o London, no recuerdo, lleg a decir de nuestro bello gobernante que tenía “hasta brillito en el diente” (como Gastón).
Lo que pasa es que a nuestro presidente es muy difícil creérselo. Yo nunca he podido hacerlo, ¿ustedes sí? A mí me resulta un actor haciendo de político, como si Ben Affleck hiciera de Presidente de los USA en una peli.
Por un lado, interpreta su papel de elevadísimo moral acogiendo barcos de inmigrantes que nadie más deja atracar en sus puertos. Por el otro, viaja de acá para allá en el avión de la presidencia como Thomas Crown. Jajajajajjaja ¡No me digan! Le chifla viajar en el avioncito con su mascota y sus gafas oscuras (si Aristóteles Onassis levantara la cabeza...); el portafolio a lo mejor se le olvida en la Moncloa Venga!
En su libro habla de un proceso personal de resiliencia, que no se entendería sin la fortaleza de sus convicciones: “yo-mi-me-conmigo”.
Que me encanta, ¿eh? Me hace gracia, pero definitivamente no es política. Como político lo encuentro verde; cómo nos hubiera representado, tan hermoso, si por dentro se pareciese más a Alfonso Guerra, qué se yo, a Gandhi... pero nada.
Me lo imagino con sus pistolas en el oeste, como un actor de western muy eficiente, con ciertas maas, tiene una talla espléndida para subirse al caballo de un salto ¿No es así?
Llegó a la presidencia sin que nadie lo eligiera, un político íntegro hubiera convocado elecciones, pero a él le daba mucho morbo imaginarse en la presidencia. Luego como el poder es muy goloso se ha sentido monísimo y ha aprovechado el puesto como lo haría un nuevo rico, que hasta su perrita se siente un poco presidenta.
Estoy segura de que Pedro Sánchez no puede evitar mirarse en cualquier espejo por el que pasa delante; y cuando llega el momento cumbre se desnuda mirándose a sí mismo más que a su mujer.
Y luego, no tengo claro si es de los que acaban rápido convencidos de que son “los mejores amantes del mundo”, (Pedro “El resistente”, el título de su libro también ofrece una derivación erótica). O si es el nuevo amante que cambia todo el tiempo a posturas y maniobras imposibles de costosísima ejecución y dudosos resultados para demostrar que es un adorador experto, progresista, feminista, ecologista, europeísta, ateo e indi.
Mi madre dice que el PSOE dio un bajón impresionante con Sánchez porque no tiene suficiente carisma para llevar un partido de esa envergadura y que le faltan tablas y hervores y conocimiento y madurez. Y que limpiamente nunca hubiera llegado a la presidencia a la que ha accedido literalmente por pesado, por insistente. Mi madre opina igual que todos los españoles.
Queridos míos, ya pueden comprar su manual en Amazon y quizá se interesen con la autoimagen del líder socialista justo antes de las elecciones generales, pero yo les resumo el sentir de la gente.
Como le ayudaron a ser presidente, Sánchez ha querido devolver el favor con intentos de escucha y entendimiento hacia los independentistas catalanes; esto no ha sido del agrado de la mayoría del electorado, harto ya de demagogos de salón que sólo buscan salir en Instagram dando una galleta a un niño negro y de radicales incongruentes que se compran villas con piscina tras años defendiendo la importancia del barrio humilde de origen.
Como saben, señores, ningún político, ni la política, ni los forofos e hinchas de la política tienen nada que ver conmigo, con lo que deseo, ni con aquello a lo que yo me debo. Pero observando, desde la barrera, adivino que Vox subirá como la espuma; rígidos, excesivos, promotores de dramáticas medidas, pero mucho más auténticos, que no es difícil.
Amigos queridos, ¿y qué hará Pedro Sánchez tras las elecciones?, "puede sonar presuntuoso, pero me doy cuenta de que me crezco en las situaciones difíciles “, dice. Y no lo dudamos ni un momento.
Pero pasemos a lo verdaderamente importante ¿cómo irán a votar los socialistas? Atrás quedaron las orgullosas chaquetas de pana que convirtieron a González en It boy. Los votantes del PSOE acudirán a las urnas el 28 de abril con un atuendo artefactadamente Random porque hoy el voto al PSOE es el “amor que no se atreve a pronunciar su nombre”, que diría Wilde, y su nombre es Pedro Sánchez.
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