Barcelona
‘La maternidad en España está muy poco protegida. Las medidas que existen son insuficientes’
Betzabé Lillo Orellana es la co directora del Instituto Montessori Canela y madre de 4 hijos
Fundadora, directora académica en Instituto Montessori Canela Internacional,, formadora en los cursos de Guías y Coguías Montessori, asesora pedagógica en programas de Transferencia de la Ed. Montessori en diferentes contextos socio-educativos, y en la creación de nuevas escuelas en España, Colombia, México, Perú y Chile principalmente. Escritora, editora, observadora. Tiene 4 hijos.
Betzabé Lillo Orellana tiene 39 años y es fundadora, directora académica en Instituto Montessori Canela Internacional, formadora en los cursos de Guías y Coguías Montessori, asesora pedagógica en programas de Transferencia de la Ed. Montessori en diferentes contextos socio-educativos, y en la creación de nuevas escuelas en España, Colombia, México, Perú y Chile principalmente. Escritora, editora, observadora. Tiene 4 hijos, Paloma (20 años), Felipe (17 años), Tomás (14 años), Sebastián (11 años).
¿Cómo es su día a día laboral?
Visualizo varios tipos de días, en función del momento del año en que me encuentre: aquel día que inicio a las 5.30am donde aprovecho mi tiempo para diferentes cosas. Sé que es un momento de la mañana donde puedo cerrar temas del trabajo, algún informe que ha quedado inconcluso, o simplemente apunto todas las ideas que han ido dando vueltas en mi mente durante el sueño y que poco a poco comienzo a recordar. Amo el silencio de esta hora. Durante alguna temporada solía directo ir a hacer ejercicio o dejar preparadas cosas de casa. El amanecer de los años que mis hijos eran pequeños es diferente al amanecer de ahora, siguen existiendo los besos y abrazos matutinos, los buenos deseos para el día, uno a uno. ¡Vienen entonces los horarios diferidos de desayunos, imagínate! Los horarios de la universidad, de los institutos y de la escuela suelen ser diferentes. Cada quien se prepara lo suyo, y cuando quieren ‘regalonear’ (como decimos en chileno) ya me lo piden a mí. Preparamos con mi hijo menor, que ahora tiene 11 años, nuestro playlist de música y nos vamos escuchando juntos y cantando y riendo por cosas que se nos ocurren, vamos hablando de todo y de nada, atesoro muchísimo estos instantes en que estamos juntos. Su escuela nos queda a una media hora de casa realizando diferentes combinaciones de metro y autobús. Demoramos lo mismo caminando, así es que cuando me toca regresar e ir a buscarlo aprovecho para hacer algo de cardio y subir a casa o a nuestro Espacio Montessori a pie. Intento hacer esto cada día porque es increíble cómo estar en movimiento, oxigenar me ayuda a ver todo con más claridad, Barcelona es una ciudad caminable y hermosa.
Desde las 19.00 o desde las 16.00h hasta que se duermen, estoy al 100% con ellos. He cuidado que los momentos en que están en casa, pueda estar con ellos realmente, sin estar atenta al móvil ni a los emails...a menos que sean momentos muy intensos del año.
Cuando ellos duermen, yo me pongo a trabajar. Eso puede ser desde las 22 o 23.00h en adelante. Si estoy entretenida, me pueden dar las 2.00 am (coordino varios grupos en Latinoamérica y he de ajustar mis horarios) y entonces, mi día siguiente ya no comenzará a las 5.30 sino que a las 7.30am. Duermo poco. Y descanso bien.
¿Cómo se organiza en el día a día para trabajar? ¿Necesita ayuda?
Necesitaría ayuda, claro que sí, más el hecho de vivir lejos de nuestra gente, sin redes de apoyo familiar ni de amigos del alma que te dan una mano sin preguntar nada cuando lo necesitas, nos ha hecho aprender a vivir de otra forma, implicándonos los seis en todas las tareas diarias, para que lo común pueda funcionar y que cada uno de nosotros pueda seguir desarrollándose, creciendo en los ámbitos personales que desea. También esto va por temporadas, momentos del año en que funciona mejor, otras en que al final acabo asumiendo más tareas hogareñas yo. Por ejemplo, desde que tenían aproximadamente 10 años que fueron sumándose a la tarea de lavar la ropa. Mantener el orden a veces es más difícil en los espacios comunes, más insisto en que todos tenemos que aportar lo que podamos, porque vivimos en común unión, es parte de ser una comunidad. También siento que es cuestión de tiempo, cada vez va tomando más forma todo. Hemos aprendido a organizarnos y sobretodo, a que cada uno aporte según lo que realmente puede, sin exigir más de la cuenta. He intentado cuidar que no pierdan su rol de hijos, ni de hermanos sustituyéndome a mí.
Siempre nos hemos organizado para que uno de los dos pueda estar en casa y el otro trabajando. Para poder seguir adelante con nuestros sueños tenemos que dejar espacio al otro, como adultos nosotros lo hemos hecho así: uno trabaja y se dedica a los niños, mientras que el otro trabaja y estudia. Aunque he de reconocer que una de las mayores renuncias que me ha tocado hacer es dejar mi tesis doctoral a medio camino. Llegó un momento en que tuve que optar porque necesitaba dormir (metafóricamente hablando). Y lo único que podía dejar en pausa era mi tesis. A veces pienso que sería ideal poder pagar a una persona que se haga cargo de todas las cosas cotidianas de la vida en familia, pero luego pienso que es mejor que cada uno de quienes habitamos allí nos hagamos responsables de hacer de ese espacio un lugar al que nos agrade llegar cada día. Siento que lo segundo les va a servir mucho más a mis hijos cuando ellos decidan vivir solos.
¿Cree que las pymes o autónomas son las grandes perjudicadas en cuestiones impositivas?
Es una de las cosas que más me ha sorprendido del estado español. A lo largo de estos 12 años viviendo aquí, he visto desaparecer a proyectos increíbles que hacen un real aporte social porque no se apoya realmente a las personas que son emprendedoras. Y ahí veo la incoherencia del sistema que se esmera por poner en las escuelas el trabajo por proyectos, para que los jóvenes aprendan a autogestionarse, a ser innovadores, a asumir riesgos, a sacar adelante las ideas, y en la realidad no hay un apoyo económico real que ayude a impulsar propuestas que favorecen a la comunidad. Lo mismo veo que sucede con las escuelas Montessori de nueva creación. Terminan siendo tan rígidas y hasta sin sentido las normativas nacionales, que España se está perdiendo a grandes proyectos educativos, de calidad humana y académica, porque se entrampan en burocracia y los equipos acaban homologando sus escuelas con otros países como Inglaterra o EEUU, cuando podría significar también una mejora notable en cuanto a innovación educativa e investigación para el mismo país en que se desarrollan estas prácticas docentes de excelencia.
El hecho de ser madre, ¿le aporta mayor empuje que antes de serlo a la hora de trabajar?
Siempre quise tener 4 hijos, más mi límite para lograrlo era la edad. Durante los 20 sentía que iba a tener energía para todo: para seguir estudiando y trabajando entre partos, embarazos y lactancia, para disfrutar la crianza, para estar en pareja...entonces, si se acercaban los 30 y tenía uno o dos hijos, ya no tendría más, y si tenía 4 tanto mejor porque imaginaba siempre a mi familia como un hexágono. Y todos nacieron de tres en tres años, entonces a los 30 ya pude acabar el máster y al poco tiempo iniciar el doctorado. Durante los 30 me imaginaba ir preparando el camino a nivel laboral, abrir camino en el mundo Montessori que en ese entonces era algo tan nuevo en España, también un espacio para reencontrarme conmigo misma como mujer desde un punto de vista más global, ya que mis hijos no dependerían tanto de mí a nivel físico y eso me permitiría volver a resituar espacios “conmigo misma”. Los 40 me los imagino consolidando estos 20 años de trabajo y de entrega a la comunidad educativa de diferentes países. Siempre le digo a mis hijos que cuando yo cumpla 45 tomaré mi mochila y me iré sin rumbo a viajar, el más pequeño tendrá en ese entonces 18 años y disfrutaré de otros misterios de la vida...todo influye en la mujer que soy: cuatro embarazos, cuatro partos, cuatro periodos de lactancia, cuatro formas diferentes de criar y de caminar juntos desde las características individuales de cada uno, creo que me han ayudado a comprender que la observación y el acompañamiento sin prejuicio a niños y a adultos es clave para vivir una vida más plena y de bienestar para todos, comenzando por mí misma. Cuando me siento cansada, pienso en esos momentos de embarazo, partos (que fueron maravillosos), pienso en los momentos de lactancia y me vuelvo a sentir fuerte, libre, linda, brillante y conecto con lo más ancestral, que es mi yo mamífero, mi yo instintivo.
Mi hija mayor a los 5 años estuvo muy grave en una UCI pediátrica por varias semanas...después de verla allí, entre la vida y la muerte, me di cuenta que quería vivir el presente sin temor, porque después de aquella experiencia tan límite, siento que cualquier situación que se presente en mi vida es fácil de sobrellevar y resolver. Ahora ella está muy bien, ya tiene 20 años y va en tercero de antropología...y yo desde allí que comencé a investigar sobre Montessori y la Pedagogía Hospitalaria. Ahora bien, siento que son experiencias de vida. Conozco a mujeres que quiero y admiro mucho que tienen una energía y fuerza vital para sacar adelante sus proyectos y no son madres. Por tanto, no tengo duda alguna que todo depende de las experiencias vividas, más que de ser madre o no.
¿Cree que las mujeres que trabajan siguen teniendo doble carga con respecto a los hombres?
No me atrevería a hacer una afirmación a nivel general. Cada vez hay más implicancia en los procesos de crianza, repartición de tareas y responsabilidades, tiene que ver con el sueño de familia que uno tiene y las creencias que también cada uno de los adultos lleva consigo. En mi caso no he sentido esto. Hemos descubierto que hay momentos más intensos, otros más tranquilos, más siempre he pensado que mi maternidad no era un obstáculo para desarrollarme en los otros ámbitos de mi vida, a nivel profesional, y ha sido cuestión de organizarnos. También he de decir que tenemos miradas muy similares de la vida, por ejemplo, no recuerdo una conversación sobre cómo queremos criar, las miradas y el instinto nos bastaban. Lo que sí recuerdo es un trato que hicimos y que consistía en que, si uno tomaba una decisión, por mucho que el otro no estuviera de acuerdo, se hacía aquello sin desautorizar al otro, aunque luego en privado discutiéramos y nos enfadáramos. Hay espacios donde aporta más él y otros donde aporto más yo, tanto a nivel familiar como a nivel profesional.
¿Se ha sentido alguna vez discriminada por ser mujer? ¿Y por ser madre?
Ahora que lo dices...sí, una vez. Mi tercer hijo tenía un año y tuve que volver a trabajar como maestra en una escuela. El equipo de dirección respetaba los derechos que tenían relación con la crianza de los hijos menores de dos años (en aquél entonces) y, por tanto, yo disponía de una hora cada día para temas de lactancia y cuidados. Entonces el acuerdo con el equipo de dirección era que entraba a clases una hora más tarde. Y recuerdo los comentarios en los pasillos de mis propias compañeras que, sin conocerme, ni preguntarme hablaban de lo impuntual que yo era. Hasta me dieron un premio por impuntualidad, en una fiesta de fin de año donde hacían juegos y estas cosas que a veces hacen para divertirse. Para mí no fue divertido y tampoco ocupé tiempo en explicarles nada.
¿Cree que la maternidad está poco protegida en España?
Está muy poco protegida. Las medidas que existen son insuficientes, ciertamente. Por eso mi opción aquí en España fue emprender mi propio proyecto, y organizar mi tiempo para tener espacios para mis hijos y espacios para mi desarrollo profesional.
¿Qué le gustaría que se modificase?
Soñando...me gustaría que las discusiones políticas sobre este tema y sobre educación estuvieran centradas en las necesidades reales de niños y niñas en las diferentes etapas de sus vidas.
¿Qué opina de la “conciliación”?
Si bien es cierto se ha avanzado, falta voluntad política para poner en el centro de la discusión las necesidades biológicas y psíquicas que tiene un niño de 0 a 3 años. Lo único que necesita es estar con su madre (y cuando digo madre, pienso en todas las personas que cumplen ese rol).
¿Disfrutó de su baja por maternidad o no le quedó más remedio que seguir trabajando?
Fue bastante dispar, porque las leyes de maternidad en Chile no favorecían para nada los procesos de crianza. Y aquí en Barcelona, con mi último hijo pude estar hasta sus tres años en que entró a El Martinet, escuela pública de referencia a nivel de innovación educativa donde estudiaron todos mis hijos.
¿Se siente culpable por no pasar más tiempo con sus hijos?
No, no me siento culpable. Tampoco tengo la sensación de haberles visto nacer y de pronto ver que se ‘han hecho mayores’ o que son personas desconocidas para mí. Siento un profundo agradecimiento y admiración por cada uno de ellos, porque la mujer que hoy soy (mi versión 2.0) es gracias a todo lo que me han ido mostrando que es esencial en la vida.
¿Cree que en muchas cosas nos han “mentido” a la hora de hablarnos de la liberalización de la mujer que compagina casa, maternidad y un trabajo?
Ciertamente. Al final, he aprendido a que debo salir adelante sola. Nunca hemos hecho uso de los ‘beneficios’ de ser familia numerosa, más que para el pago de la universidad, porque todo lo que aparece en los papeles, no es accesible para mí. Aún viviendo en estos largos años momentos difíciles, nunca he recibido ayuda o apoyo de ninguna institución. Por tanto, los papeles y normativas llenas de burocracia pueden decir muchas cosas, más creo que todas las mujeres que hemos optado por ser madres y trabajadoras (autónomas o emprendedoras) hemos de buscarnos la vida solas. Y aprendemos a vivir así. Y en mi caso, me dan ganas de abrazarme y decirme: admiro tu energía, tu alegría y tu fuerza.
¿Le gustaría que en España disfrutásemos de otros horarios más tipo nórdicos?
Claro que me gustaría, o llevar el horario de varias escuelas de México que es hasta las 14.00h. Más para eso han de cambiar muchas cosas a nivel del pensamiento de la sociedad, porque ciertamente las leyes laborales no benefician la vida en familia.
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