Segunda infancia
El 63% de los niños desean pasar más tiempo de ocio con sus padres
El tiempo que pasamos con los niños debe ser, además, de calidad
España, tercer país en pobreza infantil de la Unión Europea según Unicef, aún hay niños que no tienen garantizados los derechos más básicos: vivienda, alimentación, sanidad, educación gratuita, protección contra la explotación..
El 20 de noviembre es el Día Universal del Niño, que conmemora la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño de Naciones Unidas en 1959. En España, tercer país en pobreza infantil de la Unión Europea según Unicef, aún hay niños que no tienen garantizados los derechos más básicos: vivienda, alimentación, sanidad, educación gratuita, protección contra la explotación...
Aunque también hace falta avanzar en otros derechos menos conocidos que recoge la Declaración, como por ejemplo el derecho de los niños a disfrutar del amor y la comprensión de sus padres. Algo que no siempre es fácil en los tiempos que corren.
El 63 % de los niños desean pasar más tiempo de ocio con sus padres. Pero la realidad es que, debido a las largas jornadas laborales, la falta de medidas de conciliación y las pocas ayudas para las familias, los padres y madres apenas están presentes en el 15 % del tiempo de ocio de sus hijos. Aunque lo importante no son las horas que estén juntos, sino cómo se aprovechan. Desde Bebitus, nos proponen algunos consejos para pasar más tiempo de calidad con los hijos.
Cómo dedicar más tiempo a tus hijos
La primera clave es planificar los horarios para repartirse con equidad las tareas domésticas y el cuidado de los niños. Por ejemplo, si uno de los progenitores llega a casa después del trabajo cuando los niños están acostados, una forma de compensarlo puede ser ocuparse de despertarles, vestirles, darles el desayuno y llevarles al colegio.
Entre semana el tiempo de ocio del que disponen los niños se concentra por las tardes tras el colegio, por lo que conviene no abusar de las actividades extraescolares. Una buena forma de ganar tiempo en el frenético día a día para destinarlo a los más pequeños puede ser hacer las compras en Internet en lugar de tener que ir de tiendas.
El apoyo de los abuelos, familiares, cuidadores, etc. a menudo es imprescindible, pero también hay que buscar tiempo para vivir momentos en familia, como cenar juntos, leer un cuento antes de dormir o jugar. El juego no es una pérdida de tiempo, sino una actividad esencial para desarrollar las habilidades físicas y mentales de los pequeños.
A pesar de la “tentación” de disfrutar de un rato de tranquilidad, no es conveniente recurrir a la televisión o los móviles sistemáticamente para entretener a los niños. Las horas que pasan los pequeños pegados a la pequeña pantalla es tiempo que roban al juego, a las tareas escolares y a relacionarse con los otros niños y con sus familiares.
Del mismo modo, los expertos recomiendan a los padres silenciar el teléfono móvil cuando estén con sus hijos, para evitar distracciones y dedicarles toda la atención que merecen. También hay que evitar el uso de dispositivos móviles en las comidas y establecer el hábito de que cada miembro de la familia cuente que ha hecho ese día.
Finalmente, los fines de semana, festivos y vacaciones es recomendable organizar actividades en familia que gusten a todos. No hace falta que sean planes elaborados, como ir a museos o de excursión: a menudo los niños valoran más pasar una tarde en casa disfrutando de un juego de mesa o de juguetes educativos junto a papá y mamá.
Eva Torrebalnaca, psicóloga en Itadde, Psicología Aplicada, opina que “en el entorno familiar tradicionalmente conocido, los padres son el contexto de desarrollo para el niño, pudiendo convertirse en una fuente de seguridad, apoyo, confianza y afecto. Factores como la cantidad y especialmente la calidad de tiempo compartido con los pequeños, favorecerán un desarrollo adaptativo y seguro, y podrán posibilitar niños autónomos, con buena autoestima y socialmente competentes. De lo contrario, cuando la cantidad de tiempo compartido no es de calidad, no estando las figuras de referencia disponibles, no sólo físicamente sino emocionalmente, podría influir en la presencia de malestar en los niños y posibles desajustes afectivos”.
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