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Juego de Tronos

Abofetearía al becario que escribió el final de Juego de Tronos

Reconozco que toda esa fantasía pseudomedieval desbordante de chicas en paños menores depiladas hasta las cejas (en los 7 reinos no existe una gorda peluda) y hombres con armadura escupiendo sangre no me atraía demasiado

Abofetearía al becario que escribió el final de Juego de Tronos
Abofetearía al becario que escribió el final de Juego de Tronoslarazon

Reconozco que toda esa fantasía pseudomedieval desbordante de chicas en paños menores depiladas hasta las cejas (en los 7 reinos no existe una gorda peluda) y hombres con armadura escupiendo sangre no me atraía demasiado.

Reconozco que toda esa fantasía pseudomedieval desbordante de chicas en paños menores depiladas hasta las cejas (en los 7 reinos no existe una gorda peluda) y hombres con armadura escupiendo sangre no me atraía demasiado. Sin embargo, queridos, Juego de Tronos jugaba con maestría a desmontar nuestras expectativas, al refuerzo intermitente. Su principal singularidad, la de traicionar el corazón del público, decapitando a los personajes esenciales a cada instante, me atrapó como a todos. Atención a partir de aquí SPOILER.

Una narración singularísima que prescinde de las necesidades de la audiencia al tiempo que la levanta de la silla desde el primer empujón del pequeño Stark, hasta las bodas rojas... Todo gracias a las novelas de George R. R. Martin que, en la pantalla, terminaban con la quinta temporada. A partir de ahí, les explico, los guionistas David Benioff y D.B. Weiss toman el mando y la calidad empeora sensiblemente para desplomarse en el último capítulo.

El gran desenlace de la serie más colosal y vitoreada termina con una grosera, sosa y aburrida temporada coronada por un final trivial y buenista hasta lo indignante. Como si en el último momento se les hubiera caído el bote entero de sal en una creación gastronómica larguísima, carísima y exquisita. Después de casi 10 años en vilo, 8 temporadas, 73 episodios, 600 nominaciones y la mayor cantidad de galardonesEmmyobtenidos en toda la historia de la ceremonia... Díganme, queridos amigos, si no están tan desconcertados como yo; si no les pedía el cuerpo un final más trabajado (no digo brillante, legendario...) después de plantearnos una historia tan compleja que requería tantísimo de nosotros.

Yo supe el final hace tiempo, me hicieron spoiler en el autobús dos universitarias: “Sí tía, a la khaleesi se le va la olla, como a su padre y se vuelve agresiva, en plan loca del coño”. No quise creerlo, me pareció un giro innecesario y errático, incongruente, malvado, torpe, impropio en una serie tan inteligente, en un personaje majestuoso, sano y maravillosamente bien sazonado a fuego lento... Te recordaremos siempre Daenerys y hablaremos de ti durante décadas, uno de los personajes más inspiradores de la historia de la televisión y el cine.

Pero vamos a ver, ¿con un dragón te cargas a la Reina Cersei y a todo Desembarco en un pis pas. ¿y para qué necesitábamos las últimas 5 temporadas?.

Pobre khaleesi, si la dirección de la serie ha sido dura y desconsiderada con nosotros, su fiel audiencia, y en general con todos los personajes, empobreciéndolos y denigrándolos de una u otra manera, con Daenerys Targarian, madre de dragones, se ha ensañado especialmente.

Ella fue el emblema de la justicia de los pobres y esclavos contra los tiranos; bellísima, valiente, audaz, compasiva y también la gran reivindicación feminista. La hemos amado, la hemos visto crecer, llorar y empoderarse con tesón para después comernos esta burda transición suya de rompedora de cadenas a “loca del coño”, tan apresurada como carente de verosimilitud; cualquier escritor mediocre sabe o debería saber que incluso una historia de unicornios y platillos volantes, debe ofrecer coherencia y verosimilitud para que funcione.

¡Cerdos!

La muerte de Cersei es otra muerte de mierda para una mujer de bandera como ella, humana y compleja, tan psicópata como seductora. Una deliciosa gran villana de amarga sonrisa y mirada perdida, atormentada por su propia perversidad con la que en el fondo hemos resonado siempre. Nunca la olvidaremos con una copa de vino en una mano, vestida en terciopelos o desnuda, con largos cabellos ondulados o a lo garcon.

Y luego llega el cagapoquito del Jon Nieve (¡Qué manía le he cogido!) que es un desclasado, mofletudo que desemboca en cursi redomado y desleal, además de bastardo, patológicamente evitativo, desabrido y cabrón.

El infeliz, que no ha quitado la cara de susto en las 8 temporadas, el personaje que proclamó que nunca quiso reinar, va y se lleva por delante a nuestra Reina que es su novia. No tengo palabras.

En ese momento, y de manera automática todos los que quedan vivos me caen fatal y sólo quiero apagar el televisor.

Eso sí, ¡qué monada Drogon! Mi más cálido beso para él y su madre allá donde estén.

Pero la feria sigue, esta noria loca sigue dando vueltas desbocada, con todas las luces puestas y Camela a tope.

Tras un obsceno salto, nos encontramos con los hombres y mujeres más poderosos de Poniente que no son otros que los personajes más irrelevantes de Juego de Tronos representando las grandes casas de los Siete Reinos. Samwell Tarly, el más feo e irrelevante de todos propone una votación para ver quién de los tontos que quedan es el rey entre chistes de medio pelo y majaderías varias.

Entonces Tyrion, otro gran personaje arrojado al cubo de la basura, pasa de desarraigado viciosillo inteligente y justo a enano resentido, traidor, hortera, pedante, listillo y narciso compensatorio que nos mete un rollo como de publicidad de Sálvame Diario: “¿Qué une a la gente? ¿El oro? ¿Los ejércitos? ¿Las banderas? Las historias. ¿Y quién posee historias mejores que Bran El Tullido?... El chico que como no podía andar aprendió a volar”.

Y dicta sentencia: Bran, Rey de los siete reinos.

Por supuesto, el gilipollas del cuervo tullido* que nos lleva dando la paliza con sus memeces toda la serie (y se las hemos tolerado porque era el pobre niño accidentado) acepta la idea de ser Rey con una autoconsciencia asquerosa ¿no les parece?: "¿Por qué crees que vine hasta aquí?", dice con un pavo inaguantable. Yo lo tiraba otra vez por la ventana con todo y la silla de ruedas.

Entonces la distímica de su hermana Samsa que es una egoistona insoportable con problemas de alimentación le dice que na nai. Y bien que hace. Hermanito, mejor que seas Rey de los seis reinos.

Permítanme este desahogo queridos amigos, ya se me va pasando el disgusto.

Entre nosotros, lo mejor de toda la serie, cuando la espicha Joffrey Baratheon. Pobrecito Jack Gleeson, el actor que le dio vida excelentemente dice que continúan insultándole por la calle. Reconozcan que su deceso por envenenamiento fue uno de los momentos más excitantes y gozosos de nuestras vidas.

*Regis nomen