"Crisis interna"
Vox intenta suavizar la imagen pública de su «ala más dura»
Los de Abascal no cambiarán su estrategia, pero aspiran a «dulcificar» su proyección
Vox no va a cambiar de estrategia ni tampoco de ideas pese a la crisis interna que azota al partido. Internamente esperan que amaine el temporal, aunque son conscientes de que alguno de sus miembros ha quedado "marcado" por su forma "agresiva" y "vehemente" de actuar y defender las ideas. Uno de ellos es el vicepresidente de acción política y eurodiputado, Jorge Buxadé, a quien se le atribuye el golpe de mando en las negociaciones de los pactos postelectorales de los comicios autonómicos y municipales donde se trasladó personalmente hasta Extremadura para exigir sillones y a quien los populares atribuyeron como la «mano negra» del choque frontal en la Región de Murcia que les ha llevado a votar incluso con el PSOE y Podemos para impedir la investidura de Fernando López Miras, quien ganó las elecciones aunque sin mayoría absoluta.
Jorge Buxadé es uno de los pesos pesados del "ala dura" y no parece que vaya a quedar relegado ni vaya a dar un paso atrás. De hecho, en el partido tratan de "suavizar" su imagen e instar a que algunos medios dejen de proyectarle como una especie de "ogro" político. A nivel interno, pocas voces críticas quedan (alguna hay aún) y, de hecho, muchas de ellas optan por ser prudentes y se encomiendan al "que me quede como estoy" o tiran del "yo con Buxadé me llevo bien", para evitar problemas.
El secretario de acción política fue, además, uno de los responsables de la campaña de las elecciones generales donde Vox cayó hasta en 19 escaños sin la posibilidad de conformar un gobierno de coalición entrando en gobiernos como pretendían. Sin embargo, las críticas fueron a parar a los votantes, a los medios de comunicación, a la pugna “inútil” del “voto útil” e incluso al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Y es que no solo su manera de actuar internamente ha dinamitado al partido por dentro, sino también sus ideas han hecho huir a muchos miembros: en concreto, a los del "ala liberal" a pesar de que tratan de negar desde Vox que existen esas "dos almas" dentro del partido.
Buxadé, que se reconoce falangista, apuesta por medidas económicas de carácter proteccionista y eso se ha traducido en la defensa, en algunos momentos, de una subida del Salario Mínimo Interprofesional, algo propio de Podemos, o en la abstención con el segundo paquete de reformas de pensiones (la que afectaba a los ingresos para cubrir luego la revalorización conforme al IPC). Ahí el PP votó en contra y llamó mucho la atención la posición de Vox, incluso internamente porque el “ala liberal” era muy crítica con esa reforma, pero se impusieron las tesis proteccionistas del "ala dura".
Este mismo "ala ultraconservador" trata ahora de afianzar la idea de que no existen cambios ideológicos y que no ha habido modificaciones en el programa electoral de 2019 y 2023 y sigue defendiendo los mismos argumentos. Y eso es cierto, porque Vox ha evitado plasmar ya su giro proteccionista sobre el papel del programa electoral, algo que ya esperaban en el "ala liberal" para estos comicios.
En Vox se da la apariencia de que no se hace autocrítica y buena cuenta de ello lo ha dado Ignacio Garriga, que ha salido a decir que el partido está en su "mejor momento" y que “goza de buena salud” mientras se ha lanzado a criticar a los medios por el trato que dan a los "ultraconservadores". Niega así que haya una crisis interna tras la marcha del que fuera su portavoz en el Congreso de los Diputados, Iván Espinosa de los Monteros y a quien le ha seguido el "médico de Vox", Juan Luis Steegmann."Por tanto, desterremos de una vez por todas cualquier teoría de crisis, de facciones y, en fin, de ficciones del terror absolutamente falsas que lo único que pretenden es enterrar una vez más a Vox". Lo cierto es que en el partido que lidera Abascal no son partidarios de exteriorizar los problemas internos al considerar que tanto la autocrítica como las dificultades que atraviesen forman parte del debate que tiene que quedar fuera de los focos mediáticos ya que la "demonización" ya se la hacen en el exterior y así tratan de no contribuir más a ello. Sin embargo, a nivel interno el propio Buxadé sí que tuvo que asumir los errores del 23J.
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